- NACIMIENTO Y DESARROLLO
Aunque desde muy temprano las técnicas de modificación de conducta se acompañaron de “procedimientos cognitivos” o, al menos, mediaciones del lenguaje e instrucciones verbales, las técnicas cognitivas propiamente dichas no comenzaron a estar presentes en los tratamientos con entidad propia y diferenciada hasta los años sesenta. En un principio, se desarrollaron procedimientos de Auto-control. Poco después, casi de forma paralela, surgirían los desarrollos de Ellis y de Beck. Este surgimiento no partió de la nada, en realidad el campo estaba abonado por los trabajos previos sobre el aprendizaje social (Bandura, Rotter), la influencia de la teoría de la personalidad de Kelly, el eclecticismo teórico de Lazarus o la teoría de la indefensión de Seligman, por citar algunas influencias importantes.
Probablemente, la publicación del libro de Ellis en 1962 Razón y Emoción en Psicoterapia, sea el hito más importante en el surgimiento de una corriente innovadora en el desarrollo de estos enfoques terapéuticos en un nivel aplicado. Luego, ya en los años setenta, el desarrollo de las técnicas cognitivas fue exponencial. En 1974, 1977 y 1979 Mahoney, Meichenbaum y Kendall & Hollon publicaron ya los primeros manuales de técnicas cognitivas, demostración de ese desarrollo de los procedimientos de intervención cognitivos.
Hoy en día, ese proceso de aumento de las terapias cognitivas sigue en auge, de hecho ahora ya no se entiende que nadie sea sólo un terapeuta conductual, sino cognitivo-conductual. Y es que es cierto que estos desarrollos han aportado cosas a la terapia conductual ahora irrenunciables (por ejemplo, registros de pensamientos, sentimientos; algunos tests muy buenos como el BDI; etc.)
En este mínimo recorrido histórico no puede dejar de mencionarse que el desarrollo de la Psicología Cognitiva –como paradigma frente al Conductismo– no influyó realmente en la aparición de técnicas cognitivas de tratamiento. Frente a lo que se pueda creer, no hubo una aplicación a la clínica de los desarrollos teóricos de la Ciencia Cognitiva. En realidad, esta aplicación se ha producido mucho más tarde cuando, trabajando en modelos de atención y procesamiento de datos de sujetos esquizofrénicos y, posteriormente, depresivos, se han introducido técnicas para mejorar el filtrado o procesamiento de estímulos. No obstante, estas técnicas no están en absoluto difundidas en la clínica ni en los manuales y son, en este sentido, muy extraordinarias. Algunos autores cuestionan incluso que, pese al nombre, nada de lo descubierto por la Psicología Cognitiva se haya trasladado a la clínica y al tratamiento en general, y que los procedimientos cognitivos no son sino desarrollos naturales del modelo conductual. Aunque esto sólo sería aplicable a las técnicas y no a los modelos que han planteado algunos autores de técnicas cognitivas (Ellis, Beck) y que, realmente, no son productos del paradigma conductual (aunque quizás sí de un conductismo metodológico).
No obstante, también es verdad que las técnicas cognitivas “tradicionales” (las de Beck, Ellis, Goldfried & D’Zurilla…) han ganado rigor y son mucho más sistemáticas en su aplicación de lo que fueron en principio. Y que se han ido corrigiendo sus fallos de entrada, se han integrado en paquetes conductuales de utilidad demostrada, y se ven, más que como técnicas únicas, como elementos de terapia multicomponente. Y, fundamentalmente, se han cribado muchas de ellas para permanecer sólo las que han conseguido mayor aceptación entre los terapeutas y consenso de eficacia entre los investigadores.
Tampoco han faltado algunas críticas, que han visto estas técnicas como superfluas, como “marear la perdiz” y callejones sin salida, que han tenido que retocarse enteramente para que sirviesen en el tratamiento de los trastornos o releerse (caso de modelos como ACT o PAF). Sin embargo, estas son posturas muy extremas.
- DEFINICIÓN
No resulta nada fácil ofrecer una definición integradora para englobar a todas las técnicas cognitivas, sobre todo porque sus orígenes y hasta sus modelos teóricos son, en algunos casos, diametralmente diferentes. En realidad, discutir sobre lo cognitivo es todo un problema. La distinción entre “perturbaciones emocionales”, “perturbaciones cognitivas” y “perturbaciones comportamentales” resulta para muchos autores insostenible.
No obstante todos estos problemas, lo que sí podemos afirmar es que las técnicas cognitivas son procedimientos de tratamiento donde el énfasis recae en los procesos cognitivos, que son vistos como causantes de las conductas desadaptativas. Más en concreto, se considera que patrones de pensamiento irracionales o desadaptativos, derivados ordinariamente de una distorsión en la interpretación del medio, llevan al malestar del sujeto y éste es causa de conductas inapropiadas. Gracias a las técnicas se identificarán estas interpretaciones distorsionadas y se reemplazarán por otras más adaptativas con el objetivo final de modificar la conducta desadaptada del sujeto.
- CLASIFICACIÓN
Mahoney y Arknoff (1978) establecieron en un artículo fundamental una clasificación de las terapias cognitivas que sigue presente en muchos manuales:
- Terapias racionales y de reestructuración cognitiva (por ej, TRE de Ellis, Terapia Cognitiva de Beck).
- Terapias dirigidas a entrenar habilidades para afrontar y manejar situaciones (por ej, la Inoculación de Estrés de Meichenbaum, el Modelado Encubierto de Kazdin).
- Terapias de resolución de problemas (por ej, la terapia de solución de problemas de Goldfried y D’Zurilla; la terapia de solución de problemas interpersonales de Spivack y Shure; y la Ciencia Personal de Mahoney).
No obstante, hoy en día nos inclinamos por una clasificación más amplia y rica. Por un lado, se debe hablar de técnicas de estirpe conductual (por ej, la parada de pensamiento, las auto-instrucciones) y técnicas de estirpe cognitiva (por ej, la TRE). Ambas, por tanto, de orígenes muy distintos, aunque en la práctica los terapeutas conductuales las emplean sin tener en cuenta esas distinciones, aprovechando su utilidad o eficacia y desde un planteamiento ecléctico.
En la ordenación de esta asignatura he seguido un planteamiento mixto: hablaremos de técnicas cognitivas en todos las casos, pero es verdad que distinguiremos entre aquellas de “planteamientos más conductuales” (primeros temas), otras de “planteamientos más cognitivos” (temas 4, 5 y 6), y otras de “enfoques conductuales radicales” más actuales (últimos temas).
- CONSIDERACIONES SOBRE LA PRÁCTICA DE LAS TÉCNICAS COGNITIVAS
La aparición de los procedimientos cognitivos supuso para los terapeutas conductuales hacer también ellos una terapia tradicional, acomodada a lo que se veía en otros modelos (psicoanálisis, humanismo, gestalt) y a lo que la mayoría de las personas creía que era hacer una terapia.
De nuevo primaba lo verbal –hablar como método de mejora– y no hacer cosas aplicadas, ejercicios, paseos, exposiciones… de tiempo indefinido, y donde la consulta era sólo el punto de arranque y un lugar para revisar las tareas que se hacían fuera. Ahora, de nuevo el sitio concreto (la consulta, el despacho), la regularidad semanal, un tiempo definido (una hora), etc. cobraban importancia. Por eso, resultó mucho más cómodo para muchos terapeutas; daba un orden, una estructuración a su trabajo y un patrón para cobrar y para organizar el tiempo mucho más claro (y esta comodidad cuando ya se llevan años de trabajo es muy importante en las decisiones terapéuticas). Además, como respondía a las expectativas de los pacientes y, también para éstos era más previsible y “controlable”, entonces todos contentos.
Normalmente, en su formación, los terapeutas (titulados universitarios, generalmente de letras) están preparados para dialogar, tienen fluidez verbal, capacidad de pensamiento abstracto, etc. y esas variables también influyen en optar por un modelo de tratamiento donde la escucha, el diálogo, el argumentar tienen preponderancia.
De hecho, esto último es también una cualidad necesaria para los terapeutas que van a introducir técnicas cognitivas en su trabajo. Sería, en realidad, una de las habilidades terapéuticas que, si no poseen, tienen que desarrollar.
Por otro lado, siguiendo con las cualidades, todos los autores de técnicas cognitivas insisten en que en las sesiones hay que demostrar una aceptación al paciente, un respeto por sus opiniones y creencias (aunque sean irracionales), en fin, transmitir una tolerancia que de no poseerse hará imposible la intervención pues el paciente se opondrá, se rebelará, se sentirá mal… El saber mantener diálogos socráticos, no impacientarse y, fundamentalmente, librarse de todo dogmatismo y prejuicio se convierten en algo imprescindible.
También es importante, tener interés por todas las actividades del paciente, por su trabajo… un interés genuino (no fingido) por estas cosas; y, finalmente, pero no menos importante una cultura general que le permita estar al nivel intelectual y dialogal de todos los interlocutores que se le pongan delante, por elevados que sean. También tiene que –por el otro extremo– saber hablar con un lenguaje llano y a la altura real del paciente, incluso cometiendo errores gramaticales si esto le sirve al paciente para entenderlo mejor.
- LAS TÉCNICAS COGNITIVAS EN EL MARCO DE LA TERAPIA CONDUCTUAL
Aunque las técnicas cognitivas nacieron desde planteamientos distintos (a veces opuestos) a la terapia conductual, en realidad han acabado por enmarcarse dentro de este modelo.
Como datos curiosos podemos señalar que tanto Beck como Ellis partían del modelo psicoanalítico, que esa era su formación. Sin embargo, ambos mismos consideran que el marco conductual encaja mejor con sus desarrollos posteriores.
Los terapeutas conductuales también han sido partícipes en esa integración, ya que pronto quisieron adoptar y aplicar en sus sesiones las técnicas cognitivas.
Pero, no obstante todas estas realidades, algunas particularidades de las terapias cognitivas vuelven difícil su incardinación en el modelo conductual. En concreto, los problemas se concretan en: (1) la falta de conducta observable y mesurable; (2) la desatención al análisis funcional; (3) la carencia de estudios contrastados en muestras amplias sobre su eficacia real. Esto no son exactamente críticas, sino características del modelo conductual que, sólo de soslayo cumplen la mayoría de las técnicas cognitivas.
(1) Falta de conducta observable y mesurable: Es lógico que no pueda darse igual, porque la conducta de interés pasa a ser algo “interno” y, por definición “inobservable”: esquemas cognitivos, creencias irracionales… Por supuesto, se observan las manifestaciones externas de esos constructos (verbalizaciones, sentimientos, sensaciones corporales…), pero entonces entramos en el problema de las variables mediacionales (igual podríamos decir: complejo de Edipo, trauma, frustraciones del ego…). Los problemas con la medida son consecuencia de esto mismo, aunque es verdad que existen registros, cuestionarios auto-completados, etc. necesariamente caen en la subjetividad. No es claro como observar medidas psicofisiológicas, número de cigarros fumados…
(2) Desatención al análisis funcional: Casi ninguna técnica cognitiva propone la realización de análisis funcionales. Esto es lógico ya que, por un lado, las variables que importa son “internas”, y, por otro, siempre son las mismas: esquemas disfuncionales, creencias irracionales… así que ¿para qué buscar variables en el medio antecesoras? No obstante, el análisis funcional se considera el elemento definitorio de la práctica conductual.
(3) Falta de estudios contrastados sobre su eficacia: A pesar de su divulgación y uso masivo por los terapeutas, las técnicas conductuales no tienen —salvo algunas excepciones— un respaldo experimental de su eficacia. Y, desde luego, no hay un contraste a largo plazo de su efectividad (de que no haya recaídas en esos pensamientos). Debe recordarse que la contrastación experimental también se considera algo definitorio de la modificación de conducta.
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