Es nuestra naturaleza humana detenernos en lo negativo. Esta tendencia, llamada «sesgo de negatividad», es la propensión a centrarnos en los problemas, las molestias y las injusticias en nuestras vidas en lugar de centrarnos en estar agradecidos por los eventos o las personas que están trabajando y con las que nos sentimos bien. Pero con esfuerzo, podemos cambiar esa propensión, y la investigación muestra que el esfuerzo bien vale la pena: sentirse agradecido puede tener un efecto poderosamente positivo en nuestras vidas, salud y bienestar psicológico y emocional.
Cultivar la gratitud no se trata de ignorar los sentimientos dolorosos o descartar los desafíos. No se trata de animar a nadie a ser pollyanna, “new age”, o a usar un bypass espiritual o una positividad tóxica. Esas rutas solo conducen a un aumento de los problemas psicológicos. Cultivar la gratitud se trata del simple hecho de concentrarse diariamente en aquello por lo que se está agradecido, lo que puede tener un impacto psicológico tremendamente positivo.
Valle de la Muerte
Fuente: Samantha Stein
La investigación realizada por Jeffrey J. Froh, profesor asistente de psicología en la Universidad de Hofstra en Hempstead, Nueva York, descubrió que los adultos que se sienten agradecidos son más optimistas, informan más satisfacción social, experimentan menos envidia, menos depresión y menos quejas físicas. También duermen mejor y hacen más ejercicio. Los niños que experimentan más gratitud obtienen mejores resultados en la escuela, se fijan metas más altas, obtienen más satisfacción de la vida, los amigos, la familia y la escuela, generalmente son menos materialistas y tienen más deseos de retribuir.
La gratitud también puede tener un beneficio social. En otra investigación de Robert Emmons, profesor de psicología en la Universidad de California-Davis y pionero en la investigación de la gratitud, las personas a las que se les asignó la tarea de hacer una lista diaria de gratitud tenían más probabilidades de informar haber ayudado a alguien con un problema personal o haber ofrecido apoyo emocional a otro, en relación con los que se centraron en los problemas de la vida o comparándose con los demás.
En otra investigación, la gratitud ayudó a las parejas a sentirse más positivas sobre la otra persona y la relación, y los empleados se sintieron más motivados para trabajar más duro para su gerente cuando este estaba agradecido.
Entonces, ¿cómo cambiamos de nuestros hábitos negativos al de sentir una gratitud más regular? Las personas sienten y expresan gratitud de múltiples maneras. Pueden aplicarlo al pasado (recuperar recuerdos positivos y estar agradecidos por elementos de la infancia o bendiciones pasadas), el presente (no dar por sentada la buena fortuna tal como llega) y el futuro (mantener una actitud esperanzada y optimista). Independientemente del nivel inherente o actual de la gratitud de alguien, es una cualidad que las personas pueden cultivar aún más con éxito.
Aquí hay algunas sugerencias sobre cómo cultivar activamente la gratitud:
Será necesario experimentar un poco en cuanto a lo que funciona para usted (y su familia). Algunos pueden descubrir que disfrutan repasando la gratitud diaria en la mesa de la cena, mientras que otros pueden dejar un libro de registro en la sala de estar al que se pueden agregar regularmente.
Otros encuentran que la meditación les puede dar una experiencia de esta dicha. Cualquiera que sea la forma que encuentre, puede sentirse extraño, artificial o incómodo al principio; esto es de esperarse debido a nuestra tendencia natural a ser negativos. Pero después de un tiempo, nuestros hábitos cambiarán… y tal vez nuestra vida seguirá. A medida que nos acercamos al cambio de calendario y las Resoluciones de Año Nuevo, ciertamente es algo en lo que pensar y considerar tanto para adultos como para niños.
Comentarios recientes