Fuente: Kawin Harasai/Unsplash
Un nuevo estudio publicado en Current Opinion in Behavioral Sciences explica que centrarse obsesivamente en la felicidad (o su falta) podría ser un obstáculo permanente en su búsqueda de la misma.
En cambio, aceptar tus emociones tal como son te da una mejor oportunidad de desbloquear la verdadera felicidad.
“Las personas que valoran la felicidad en un grado extremo tienen menos probabilidades de alcanzar la felicidad tanto a corto como a largo plazo”, explicó la psicóloga Felicia Zerwas de la Universidad de California, Berkeley. “Una de las razones por las que los científicos creen que valorar la felicidad puede ser contraproducente es que podría hacer que las personas se sientan más decepcionadas en los momentos en que la felicidad está más al alcance de la mano”.
Para explicar esta paradoja, Zerwas citó un estudio en el que los investigadores mostraron a un grupo de participantes un artículo de periódico falso centrado en la felicidad para inducir a valorar la felicidad, mientras que otro grupo leyó sobre un tema no relacionado con la felicidad.
El estudio encontró que las personas inducidas a valorar la felicidad eran menos felices que las del otro grupo. “Al investigar qué explica esto, los investigadores encontraron que los niveles más bajos de felicidad se explicaban por sentirse más decepcionados mientras miraban el video”, explicó.
En otras palabras, una atención excesiva a nuestros propios sentimientos de felicidad hace que nos concentremos en los «qué pasaría si» y «por qué no» de la vida en un grado contraproducente.
El estudio de Zerwas se centró en dos enfoques diferentes que las personas adoptan al valorar la felicidad:
Con base en estos dos enfoques, Zerwas sugirió que dos elementos de la felicidad pueden «hacer o deshacer» su búsqueda:
Zerwas también mencionó un par de falacias comunes con las que se encuentran las personas que podrían decepcionarlos:
- Por un lado, las personas no siempre saben qué les traerá felicidad, lo que las lleva a involucrarse en estrategias que en realidad no son útiles. Por ejemplo, la mayoría de la gente cree que gastar dinero en sí mismos (en lugar de en otra persona) debería promover la felicidad. Aun así, la investigación empírica sugiere lo contrario: las personas que gastan dinero en sí mismas no son tan felices como las que lo gastan en los demás.
- Además, las presiones sociales a veces pueden fomentar la falacia de que las personas siempre deben sentirse felices para lograr un mayor bienestar. La investigación sugiere que este no es el caso. Aceptar las propias emociones (ya sean positivas o negativas) puede aumentar el bienestar con el tiempo.
“En general, permitirse experimentar las propias emociones, cualesquiera que sean, con una actitud de aceptación podría ser una herramienta útil para buscar la felicidad”, explicó Zerwas. Para cualquiera que se encuentre atrapado en esta rueda de ardilla paradójica de la felicidad, describió dos modalidades de intervención que podrían ayudar:
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