A menudo hablamos de personalidad en términos físicos. Ya sea alguien que nos da la «espalda fría» o una persona «cálida», no es raro referirse a, digamos, la temperatura al describir a las personas que conocemos. La idea es que tratemos los estados psicológicos abstractos de la mejor manera posible, los tomamos literalmente. Esta conexión de la mente y lo físico puede llevarnos a actuar de formas sorprendentes.
Tome la soledad como ejemplo. A través de experiencias tempranas con cuidadores cuya confianza y comodidad a menudo van de la mano con el calor físico, la temperatura física parece haberse vuelto indistinguible, en cierto nivel, de los sentimientos psicológicos de conexión.
Esto se debe a que algunas de las mismas áreas del cerebro que registran la temperatura física también son sensibles a los sentimientos de soledad y rechazo social. Con estas conexiones en mente, psicólogos de la Universidad de Yale probaron recientemente si las personas pueden usar el calor físico para sentirse mejor consigo mismas.
Los investigadores Idit Shalev y John Bargh pidieron a las personas que completaran una serie de cuestionarios sobre sus «hábitos personales». Estos cuestionarios incluían preguntas sobre con qué frecuencia, en los últimos tres meses, las personas se han bañado o duchado y cuánto tiempo han estado en el agua. Las personas también llenaron una escala para calificar cuán solos se sentían. Las personas calificaron la frecuencia con la que, por ejemplo, se sentían hambrientos de compañía o infelices por no tener a nadie con quien hablar.
Efectivamente, cuando los investigadores compilaron los datos, encontraron un fuerte vínculo entre la soledad y tanto la frecuencia de los baños como la duración típica de los baños y las duchas. Cuanto más alguien estaba solo, más se bañaba y más largo era este baño o ducha. Parece que la gente tiende a sustituir la calidez física por la calidez social que falta en sus vidas.
Para respaldar la idea de que podríamos usar el calor para sentirnos mejor psicológicamente, los investigadores de Yale llevaron a cabo otro estudio en el que pidieron a las personas que recordaran una experiencia solitaria. Cuando a las personas se les dio la oportunidad de sostener una compresa tibia mientras pensaban en su soledad, tenían menos sentimientos negativos sobre su experiencia de exclusión que las personas que no podían besar algo cálido.
Curiosamente, las personas desconocen el uso de la temperatura física como una forma de cambiar sus sentimientos. Cuando vemos a una persona que toma muchos baños o duchas, no pensamos en ella como sola. Pero nuestro comportamiento, al menos en un nivel inconsciente, sugiere que vemos la soledad como frialdad social; un estado emocional negativo que puede ser atemperado por el calor físico.
La idea de que el calentamiento físico conduce a la calidez social da un nuevo significado a libros de autoayuda como Chicken Soup for the Soul. Durante más de una década, esta serie ha prosperado compartiendo historias reales de éxito, lucha, amor y esperanza con millones de lectores en todo el mundo. La gente recurre a estos libros en busca de inspiración después de una ruptura o en momentos de soledad. Y sí, parecen hacer que la gente se sienta mejor. Resulta que comer sopa de pollo caliente en un tazón real también puede ayudar.
Para obtener más información sobre las conexiones entre el cuerpo y la mente, consulte mi libro Choke.
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