En coautoría con Laura Cariola y Tamara Lai
¿Quiénes son los niños de la tercera cultura?
La movilidad global entre familias y jóvenes se está convirtiendo en un fenómeno común, y el número de migrantes internacionales ha crecido significativamente en los últimos 20 años. Cifras recientes de las Naciones Unidas (2020) sugieren que 272 millones de migrantes internacionales, o el 3,5 por ciento de la población mundial, viven en el extranjero. La población de dependientes que acompañan a sus padres en el extranjero se ha estimado en 31 millones en todo el mundo (UN IOM, 2020).
Dentro de estas crecientes estadísticas hay una población menos conocida, conocida como «niños de la tercera cultura» (TCK) o «nómadas globales». Los TCK han crecido en múltiples culturas y países que son diferentes al país de sus padres o al de su pasaporte. La etiqueta a menudo se ha asociado con niños que acompañan a los padres en empleos móviles a nivel mundial, como miembros de las fuerzas armadas, misioneros o educadores internacionales, pero que luego regresan a sus países de origen.
La «tercera cultura» describe a los niños que no pertenecen a la cultura ancestral de su familia (primera cultura o cultura de pasaporte) o a la cultura de acogida (segunda cultura) en la que viven, pero sienten un sentido de pertenencia a todas las culturas que han experimentado, creando un sola tercera cultura (ver Figura 1). Esta tercera cultura no es una mezcla homogénea entre la primera y la segunda cultura, sino que se refiere a un sentido de pertenencia con otros que tienen experiencias infantiles multiculturales similares en lugar de ubicaciones geográficas fijas. Como tal, las experiencias de la tercera cultura también se comparten entre diversas poblaciones interculturales, incluidos los hijos de refugiados y migrantes.
Figura 1: El modelo de la tercera cultura
Fuente: adaptado de 1996 Ruth E Van Reken
Beneficios y desafíos de una infancia móvil
La literatura psicológica ha identificado varios beneficios de las experiencias móviles de los TCK. Por ejemplo, en comparación con sus pares monoculturales, los TCK a menudo desarrollan habilidades para adaptarse fácilmente a nuevos entornos culturales, incluida una mayor apertura mental, habilidades multilingües y empatía cultural (Dewaele & Oudenhoven, 2009).
Estas perspectivas globales y recursos culturales también ofrecen ventajas académicas. Debido a sus primeras experiencias de vivir en entornos culturales y lingüísticos diversos y de interactuar con personas de otras culturas, los TCK suelen tener competencias interculturales que son muy relevantes para una fuerza laboral globalizada, como altos niveles de creencias positivas sobre la diversidad, capacidad para manejar la incertidumbre y sensibilidad intercultural (de Waal et al., 2020).
A pesar de estas ventajas, los TCK a menudo experimentan varios desafíos. Con cada reubicación, los TCK se separan de lugares, escuelas, amigos y mascotas que aman, y muchos experimentan múltiples pérdidas sin resolver. Los ciclos de reubicaciones repetidas y separaciones interpersonales pueden hacer que los TCK desconfíen de formar relaciones cercanas para evitar más pérdidas relacionales dolorosas.
Habiendo crecido en diferentes entornos culturales, los TCK a menudo tienen un sentido inestable de identidad cultural y sienten una sensación de desarraigo y de no pertenecer a ninguna cultura, incluida su cultura de origen. Los TCK repatriados también pueden sentir que no «encajan» porque experimentan un choque cultural inverso y se sienten alienados en su país de origen. Por lo tanto, no sorprende que a muchos TCK les resulte difícil responder a la inocua pregunta «¿De dónde eres?» a lo que su respuesta no es una ubicación geográfica sino una narrativa en evolución y una exploración de por vida de su sentido de identidad y pertenencia en el mundo.
Adaptación de los niños de la tercera cultura a la educación superior
Después de una infancia de traslados culturales, muchos TCK se trasladan nuevamente cuando pasan de la escuela secundaria a la universidad. Para la mayoría de los estudiantes, mudarse a la universidad es un momento de alegría, pero también viene acompañado de desafíos que conlleva adaptarse a la vida universitaria, como el choque cultural y la necesidad de orientarse emocional y prácticamente en un nuevo entorno académico y cultural. Aunque los estudiantes de la tercera cultura (TCS) conocen bien los ajustes culturales, a menudo tienen dificultades para adaptarse a la vida universitaria y casi el 40 por ciento de los TCS abandonan su primera institución.
A diferencia de los estudiantes monoculturales, como resultado directo de las múltiples pérdidas relacionales y los agravios no resueltos que experimentaron durante la infancia, los TCS tienen dificultades para formar y comprometerse con amistades (Hervey, 2009). Como tales, experimentan dificultades sociales y emocionales pronunciadas, incluidos sentimientos de soledad, depresión y ansiedad.
Una reciente estudiante de pregrado en psicología de la Universidad de Edimburgo, Tamara Lai, realizó su disertación centrándose en las experiencias del primer año de los TCS en la universidad. Su análisis cualitativo de cinco entrevistas en profundidad identificó que los TCS experimentan aislamiento social de la red social monocultural de la universidad debido a la aversión a la cultura del alcohol.
Los hallazgos también revelaron que los TCS muestran un comportamiento social paradójico porque desean relaciones cercanas, pero para evitar el dolor de más pérdidas relacionales, se abstienen de invertir emocionalmente en hacer nuevas amistades. Estos hallazgos indican que las quejas no resueltas de reubicaciones pasadas, acompañadas de sentimientos actuales de aislamiento, tienen un impacto negativo en la salud mental de los TCS.
¿Cuáles son las necesidades de apoyo de los estudiantes de la tercera cultura?
Si bien es posible que las personas monoculturales no comprendan completamente la experiencia de una infancia multicultural, un entorno académico de aceptación y sin prejuicios que valore la diversidad y la inclusión es de gran ayuda para la integración de los TCS en la vida universitaria. Hay muchas maneras en que los estudiantes y miembros del personal pueden apoyar a los TCS, por ejemplo:
Si eres estudiante o profesor y te reconoces como alguien con experiencias infantiles de tercera cultura, un «niño de tercera cultura», no dudes en contactar a la Dra. Laura Cariola a través de su perfil de BlogDePsicología.
Aparece una versión de esta publicación en el blog Teaching Matters.
Comentarios recientes