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Es posible que nunca hayas escuchado hablar del término «sadfishing«, pero este hace referencia a la nueva tendencia de las redes sociales que consiste en que una persona busque la simpatía de otras personas mediante la publicación de diferentes situaciones emocionales que les ocurren.

El sadfishing es, para algunos, bueno y a la vez negativo, ya que el compartir noticias tristes a través de historias de Instagram, publicaciones en Facebook o en Twitter, lo que hace es reflejar una falta de atención o simplemente una búsqueda de generar «likes», lo que ha hecho que cada vez sea más habitual ver como las personas publican noticias de este tipo con el fin de atraer a la audiencia y verse recompensados por ello en forma de «me gustas».

Según una investigación llevada a cabo por Digital Awarenes UK (DAUK), tras ser objetivo de estudio un total de 50.000 niños de entre 11 y 16 años,  se puede apreciar la existencia de esta tendencia que funciona como una forma de búsqueda de atención, haciendo que se esté tratando de transformar la melancolía y el dolor en algo que es cuantificable cuando en realidad no lo es. De hecho se recurre a ello solo con el objetivo de tener una mayor popularidad y recibir más «me gusta».

El hablar en las redes sociales de los problemas que uno tiene y difundir así los sentimientos, obedece en muchas ocasiones también a una manera de desahogo, ya que puede darse el caso de que esas personas no sean escuchadas por su círculo más cercano, ya sean familiares o amigos y necesiten expresarlo a través de otros canales, siendo las redes sociales el que tienen más a mano. Además, los «likes» les reconforta en muchos casos.

De esta manera hay quién considera que las redes sociales son los «nuevos terapeutas» de los jóvenes, aunque claro está que la realidad es muy diferente. Este tipo de plataformas son un lugar en el que los adolescentes pueden expresar sus emociones, pudiendo incluso encontrar muchas respuestas. Sin embargo, acostumbran a encontrar las respuestas que verdaderamente quieren escuchar, sin que en la mayoría de los casos haya un respaldo científico detrás.

De cara a un profesional, no es equivalente la opinión que pueda tener cualquier usuario de una red social que la de un experto. De hecho, la recomendación para conseguir desahogarse es hablar con una persona cara a cara, ya que además de las palabras se pueden recibir muestras de cariño que puedan reconfortar incluso en las situaciones más complicadas, algo que no es posible a través de las redes sociales, un espacio en el que el contacto es mucho mas frío.

Sin embargo, no se debe ver como algo malo el compartir determinados problemas en las redes sociales, independientemente de que en la gran mayoría de los casos no sea la opción más apropiada. El gran problema radica en las personas que buscan ganar «likes» a través de contar sus problemas a través de la red social, en muchas ocasiones incluso recurriendo a publicaciones que se alejan sustancialmente de la realidad de la persona.

En ello es precisamente en lo que interviene lo que se conoce como sadfishing, que no es más que una estrategia utilizada por algunas personas para tratar de atrapar a los usuarios digitales a través del sufrimiento publicado sentimientos y pensamientos negativos a través de la red social, o bien, generando discrepancias o conflictos.

De esta forma, las personas que recurren a ello optan por victimizarse de algo para así tratar de generar una simpatía con la audiencia, lo que hará que esas personas puedan interaccionar en mayor medida con sus publicaciones y, al mismo tiempo, les ayude a crecer en número de seguidores, que es su objetivo.

Sin embargo, si no se logra atraer la atención de otras personas a través de este sufrimiento, esto afecta directamente a la autoestima de las personas. Cuando una persona acude a las redes sociales  para publicar una fotografía o un vídeo y no logra tener el impacto que desearía en sus seguidores, esto tiene una repercusión negativa en su autoestima, ya que esta empieza a decaer al tener un sentimiento de que son ignorados.

Este mismo sentimiento se puede apreciar en aquellos casos en los que el aunque sí se llega a captar la atención de los demás, lo que ocurre es que los comentarios que se reciben distan mucho de ser positivos y lo que se encuentra quién ha hecho la publicación es con palabras de odio, rechazo o resentimiento.

Las ventajas y desventajas del sadfishing

El uso del sadfishing responde a la necesidad actual de las personas de tratar de causar impacto en los seguidores y también de expresar emociones de forma espontánea. Algunas personas cuentan sus problemas en las redes sociales y gracias a ello reciben comentarios positivos, recibiendo así el apoyo de sus seguidores. Esas palabras de apoyo y ánimo pueden llegar a ser útiles como motivación y para ayudar a superar una pena, lo que es bueno, a priori, ya que es un arma de doble filo.

En este sentido hay que tener en cuenta que a la hora de publicar pensamientos negativos o de tristeza en las redes sociales siempre hay el riesgo de generar comentarios negativos, ya que al abrir la vida privada de uno mismo a los demás, una persona se encuentra expuesta a que otras muchas personas puedan llegar a hablar al respecto, haciendo que en muchas ocasiones lo que se reciban sean comentarios ofensivos o poco agradables.

El problema recurre en aquellas personas que, de forma consciente, recurren a este tipo de método con el único fin de buscar la interacción de su audiencia, generar un mayor número de «likes»  o hacer crecer su cuenta en las redes sociales. Es decir, aquellas personas que recurren al sadfishing  como estrategia de engagement, lo que hace que se busque un mayor tráfico para sus redes. Esto además puede acabar provocando que los seguidores lleguen a sentirse en algún momento abrumados y que incluso se les genere malestar.

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