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A la luz de las consecuencias perjudiciales de la adicción en las personas, sus familias, comunidades y la sociedad en general, es comprensible que muchas personas quieran saber la respuesta a la pregunta: ¿qué causa la adicción? ¿Por qué una persona acaba consumiendo sustancias compulsivamente a pesar de las consecuencias muy negativas, mientras que otra persona puede consumir sustancias ocasionalmente sin perder el control?
La adicción puede surgir independientemente del carácter, la virtud o la fibra moral de una persona. Hace décadas, la creencia predominante era que la adicción era el resultado de malas decisiones tomadas por una persona moralmente débil. Sin embargo, esta opinión ha sido desacreditada durante mucho tiempo por la investigación científica. Ahora sabemos que la biología juega un papel esencial en la enfermedad. De hecho, en 1956, la Asociación Médica Estadounidense declaró que el alcoholismo era una enfermedad que debía tratarse con enfoques médicos y psicológicos (Mann et al., 2000).
Sin embargo, teniendo en cuenta su composición biológica solo tiene sus desventajas, y los esfuerzos de investigación han demostrado que la adicción no es tan sencilla. No existe un «gen de la adicción» o una secuencia genética que explique toda la variación en la experiencia de la adicción. En cambio, ahora se sabe que muchos factores contribuyen al desarrollo de la adicción. Grisel (2019) señaló que “la conclusión es que probablemente haya tantas vías para volverse adicto como adictos hay”.
El modelo biopsicosocial
Entonces, ¿cómo conceptualizamos la causa de la adicción? El trastorno multifacético necesita una conceptualización multifacética, y esto lo encontramos en el modelo biopsicosocial de adicción (Marlatt y Baer, 1988). En lugar de identificar la única cosa que causa la adicción, ahora entendemos que una constelación de factores contribuye a que una persona tenga más o menos riesgo de adicción.
Algunos aspectos son universales (por ejemplo, activación del sistema de recompensa por drogas de abuso). Sin embargo, muchas otras cosas son idiosincrásicas, como la intensidad de la experiencia de recompensa y el funcionamiento de la vía de la dopamina mesolímbica del individuo en el cerebro. El modelo biopsicosocial proporciona una forma de considerar la gran cantidad de factores que pueden contribuir al riesgo de adicción. Echemos un vistazo a cada dimensión del modelo.
El significado de «orgánico»
La genética y la biología son parte del cuadro, pero no el todo. Si bien no existe un «gen de adicción» para identificar definitivamente a una persona en riesgo de adicción, es evidente a través de estudios de gemelos, estudios de adopción, estudios familiares y más recientemente estudios epigenéticos que la adicción tiene un componente genético. Las personas genéticamente predispuestas a la adicción ingresan al mundo con un mayor riesgo de volverse adictas en algún momento de sus vidas.
Existen muchas hipótesis para explicar esta predisposición genética, como el síndrome de déficit de recompensa (Blum et al., 1996; Blum et al., 2014), que postula que algunos individuos nacen con un circuito de recompensa poco activo (llamado funcionamiento hipodopaminérgico) que posteriormente les hace ser más sensibles a los efectos gratificantes de las drogas de abuso (Febo et al., 2017).
Además, muchos neurotransmisores están involucrados en la experiencia de recompensa (dopamina, opioides, GABA, serotonina, endocannabinoides y glutamato; Blum et al., 2020). Por lo tanto, las deficiencias en cualquier combinación de estos neuroquímicos pueden contribuir a una predisposición a la adicción. Es importante tener en cuenta que la reacción de una persona a la experiencia de recompensa puede ser muy diferente a la de otra. Esta conciencia debería ayudarnos a cultivar la empatía por los adictos a las drogas; es muy probable que los demás realmente no sepan cómo los hacen sentir las drogas.
El significado de «Psycho»
Junto con la genética, otro factor que contribuye al riesgo de adicción es la estructura psicológica. Este factor es tan amplio como parece e incluye rasgos de personalidad (como búsqueda de sensaciones e impulsividad), problemas de salud mental (como ansiedad y depresión), constructos psicológicos (como autoestima y autoestima) y el impacto psicológico de las experiencias de vida de un individuo (como un trauma). Algunas personas pueden verse más afectadas por los efectos gratificantes de las drogas porque hacen todo lo posible para regular las emociones dolorosas.
Lecturas esenciales sobre la adicción a las drogas
Por ejemplo, los investigadores han encontrado una fuerte asociación entre trauma y abuso de sustancias (Dube et al., 2002, 2003; Giordano et al., 2016). De hecho, en el estudio original de Adverse Childhood Experiences (ACE), Felitti et al. (1998) encontraron que más ACE aumentaban el riesgo de consumo posterior de drogas y alcohol. Una explicación de esta tendencia es que el estrés tóxico causado por un trauma conduce a una respuesta de estrés desregulada. Las hormonas del estrés de un individuo (cortisol y adrenalina) están crónicamente elevadas (Burke Harris, 2018; van der Kolk, 2014).
Estas personas pueden experimentar hiperactivación constante, hipervigilancia, ansiedad y el abuso de drogas puede ser una forma eficaz de regular estas experiencias emocionales (Félitti et al., 1998). Por lo tanto, hay muchos factores y experiencias psicológicas que pueden aumentar el riesgo de cambiar la forma en que uno se siente (o regular las emociones) a través de las drogas de abuso.
El significado de «social»
El tercer factor del modelo biopsicosocial es el entorno social. Las normas sociales, la disponibilidad, la accesibilidad, la legalidad, el modelado, las expectativas, la aprobación social, la visibilidad, las prácticas de focalización y las creencias culturales influyen en la experiencia de la adicción. Un individuo expuesto al consumo de drogas a una edad temprana puede verse influenciado por modelos sociales (o aprendizaje observacional). Además, algunos entornos tienen normas sociales específicas relacionadas con el consumo de drogas (por ejemplo, «Todo el mundo tiene un poco de consumo de drogas en la universidad»).
Además, algunas comunidades se ven más afectadas por los anuncios de alcohol y tabaco y tienen más drogas para consumir que otras, en particular las comunidades empobrecidas (Primack et al., 2007; Rose et al., 2019). En consecuencia, el entorno social en el que uno se desenvuelve contribuye a su riesgo de dependencia.
Ponlo todo junto
Los factores que aumentan el riesgo de adicción de un individuo son numerosos, pero todos encuentran su lugar en el modelo biopsicosocial de adicción (Marlatt y Baer, 1988). En conjunto, este modelo proporciona una conceptualización holística de la adicción que reconoce la complejidad del trastorno y proporciona una guía hacia una solución, que necesariamente debe ser multifacética y holística también. Cuanto más sepamos sobre el modelo biopsicosocial, más podremos fomentar la empatía específica por los adictos y trabajar para lograr un tratamiento eficaz y esfuerzos de prevención.
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