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Fuente: Tirachard Kumtanom/Pexels

Fuente: Tirachard Kumtanom/Pexels

La preferencia musical (o gusto) se refiere a la medida en que una persona prefiere o le gusta un tipo particular de música sobre otro. Una mejor comprensión de nuestras preferencias musicales puede ayudar a descubrir cosas sobre nosotros mismos y los demás. Por ejemplo, la evidencia muestra que las similitudes en las preferencias musicales pueden contribuir a la satisfacción de la relación (parejas románticas o compañeros de cuarto). Compartir el gusto musical puede generar una conexión y un vínculo emocional instantáneos.

A continuación se describen algunos de los principales factores psicológicos que subyacen en las preferencias musicales de las personas.

1. Rasgo de personalidad

Las preferencias musicales revelan información valiosa sobre el carácter de una persona. Las personas prefieren estilos de música que sean consistentes con sus personalidades. Por ejemplo, las personas que necesitan estímulos creativos e intelectuales prefieren estilos musicales complejos y no convencionales (p. ej., clásica, jazz, folk). Si está abierto a nuevas experiencias, también puede estarlo a experiencias musicales nuevas y complejas. Las personas extrovertidas tienden a disfrutar de la música contemporánea (música contemporánea que tiene características optimistas, positivas y bailables). Y la gente agradable tiende a preferir estilos musicales suaves y serenos. En conjunto, las personas responden favorablemente a la música que refleja su personalidad.

2. Esto es lo que soy

Nuestras preferencias musicales son fundamentales para lo que somos. La música sirve como una insignia de identidad para que otros la vean. Por ejemplo, escuchar música innovadora puede servir para comunicar la creencia de que uno es creativo y poco convencional. La preferencia por la música clásica o ecléctica podría ayudar a indicar el estatus social de uno. La música no es solo una forma de entretenimiento, sino que también representa un valor importante que nos importa. Un cambio en el gusto se considera un cambio en la identidad.

3.Edad

También hay tendencias de edad en la forma en que las personas se relacionan con la música. Las preferencias musicales tienden a formarse en la adolescencia tardía y persisten a lo largo de la edad adulta. La música que se escucha durante la niñez y la adolescencia crea recuerdos más duraderos que la música que se escucha en otras edades. La música que escuchamos durante nuestra adolescencia crea una fuerte nostalgia en años posteriores. Sin embargo, a medida que las personas envejecen, sus preferencias musicales cambian. Por ejemplo, los adolescentes tienden a tener preferencias por la música intensa y los adultos de mediana edad muestran fuertes preferencias por la música sofisticada y suave. A medida que las personas envejecen, pierden la capacidad de escuchar sonidos agudos y bajos debido a deficiencias auditivas. La edad se relaciona negativamente con las preferencias por la música de alta intensidad, ya que las personas mayores encuentran incómoda la música alta.

4.Contexto

La música siempre se escucha en contextos (bodas, funerales, eventos deportivos o relajación) que restringen las elecciones musicales. Por ejemplo, no querrás escuchar a Chopin mientras haces ejercicio. Es posible que prefiramos música relajante cuando conducimos en un tráfico intenso. En un comedor, tendemos a preferir escuchar la música suave que facilita mantener una conversación. La hora del día también es un factor importante. Tendemos a escuchar música relajante por la noche y música enérgica durante el día.

5. Efectos de la exposición

La familiaridad conduce al gusto. Tendemos a preferir la música con la que estamos más familiarizados. La educación musical puede aumentar las preferencias musicales al proporcionar información de fondo y una comprensión de las piezas a las que uno está expuesto. Por ejemplo, escuchar música de otras culturas puede alterar las actitudes para que las personas se vuelvan más positivas hacia esa música.

Finalmente, hay subjetividad en el gusto. Una antigua máxima afirma: Sobre cuestiones de gusto, no hay discusión. En general, los juicios estéticos son simplemente cuestiones de gusto personal. Simplemente aceptamos eso. Sin embargo, algunos juicios sobre el valor estético son objetivos. Por ejemplo, las obras de arte que superan la prueba del tiempo son objetivamente superiores en calidad a las obras que fallan en la prueba del tiempo.