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A menudo me preguntan si comer determinados alimentos puede mejorar el estado de ánimo y tratar los síntomas de la depresión. Con algunas excepciones, la respuesta es no. Por otro lado, nuestra comida puede deprimir fácilmente nuestro estado de ánimo. ¿Por qué? Para los adultos, el cerebro reacciona principalmente a los déficits, no al exceso, en la dieta.

Por ejemplo, los científicos alguna vez creyeron que beber un vaso de leche caliente antes de acostarse o comer una comida rica en proteínas nos hacía sentir somnolientos debido a la carga de triptófano; la evidencia actual no respalda esta explicación, pero la afirmación sí lo hace. Un punto importante: debemos tener suficiente. de cualquier nutriente en particular en nuestro cerebro para que podamos notar los efectos. Desafortunadamente, el triptófano tiene dificultades para ingresar a nuestro cerebro, especialmente cuando se consume como parte de una amplia variedad de otros aminoácidos, como la carne.

Entonces, ¿cuál es la evidencia científica para considerar los efectos cognitivos de estos alimentos? La mayoría de las veces, está relacionado con lo que sucede cuando no tenemos suficiente. Por ejemplo, los estudios han demostrado que consumir muy poco triptófano nos deprime y enoja; Los historiadores ahora culpan a las dietas bajas en triptófano de múltiples guerras y actos de canibalismo. Demasiadas pocas vitaminas solubles en agua (B y C) en la dieta inducirán cambios en la función cerebral que comenzaremos a notar después de unas semanas de privación. Muchos autores llegan ingenuamente a la conclusión de que la administración de altas dosis de estos nutrientes mejorará rápidamente nuestro estado de ánimo o pensamiento: desafortunadamente, esto rara vez es el caso.

¿Pueden los suplementos dietéticos aumentar los niveles de triptófano en el cerebro y mejorar el estado de ánimo? La respuesta es no. No hay evidencia de mejora del estado de ánimo por la manipulación dietética del triptófano, principalmente porque es difícil alterar los niveles plasmáticos de triptófano con la dieta sola. Los estudios sobre la suplementación y el agotamiento del triptófano sugieren que la alteración de los niveles de triptófano puede afectar solo a ciertos grupos de pacientes que tienen antecedentes personales o familiares de depresión. Los artículos de periódicos populares a menudo recomiendan dietas y alimentos para aumentar los niveles de triptófano en la sangre y los niveles de serotonina en el cerebro. Tales recomendaciones, aunque superficialmente atractivas, son engañosas y no están respaldadas por ningún estudio científico actual.

La producción de serotonina requiere la absorción del aminoácido triptófano de su dieta. El transporte de este aminoácido está influenciado por el nivel de otros aminoácidos en su sangre; este nivel, a su vez, también está influenciado por lo que come. En las neuronas de su cerebro, el triptófano se convierte en 5-hidroxi-triptófano por la triptófano hidroxilasa, una enzima que generalmente no está saturada con sustrato. Por lo tanto, si come menos triptófano, su cerebro generalmente produce menos serotonina. Por el contrario, complementar la dieta con triptófano puede aumentar la producción de serotonina en las neuronas. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que el solo hecho de producir más serotonina no garantiza que la neurona realmente la libere. Si se produce demasiada serotonina dentro del cerebro, el exceso simplemente se desecha. Los estudios han demostrado que el agotamiento de este aminoácido en la dieta puede influir negativamente en los procesos cerebrales controlados por la serotonina, como el estado de ánimo y el sueño.

Un estudio reciente publicado en la revista Neuropsychopharmacology (2014, v. 39) examinó si era posible agotar la dopamina química de recompensa en el cerebro en humanos al restringir el acceso al aminoácido tirosina necesario para su síntesis por el cerebro. En cuestión de horas, los sujetos mostraron una respuesta contundente de los centros de dopamina de su cerebro en respuesta a una recompensa monetaria. En general, su estado de ánimo también estaba ligeramente deprimido. Afortunadamente, los efectos de esta dieta experimental fueron temporales porque los sujetos eran jóvenes y el cerebro pudo compensar rápidamente.

La lección general aquí es que si se siente deprimido, podría ser su dieta. Sin embargo, no espere que su dieta lo haga feliz; la mayoría de las veces, comer bien solo evitará que se sienta deprimido.

© Gary L. Wenk, Ph.D., autor de Your Brain on Food (Oxford Univ Press)

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