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Estudio WAYHOME / Shutterstock

Fuente: estudio WAYHOME / Shutterstock

La conexión no es solo una metáfora. Cuando las personas comparten emociones y espacio, comienzan a vincularse y a cambiar. Literalmente se vuelven diferentes. Esto se ha demostrado en la inusual arena de caminar sobre el fuego. Cada junio en España, miles de personas se reúnen en el pueblo de San Pedro Manrique para ver a valientes caminar descalzos sobre brasas de roble humeantes frente a multitudes jubilosas. Un año, los investigadores conectaron monitores cardíacos a algunos de los caminantes y espectadores del fuego. Mientras los voluntarios subían a las brasas, sus latidos se sincronizaron con los de sus familiares y amigos que los miraban. Los Aliens, sin embargo, no se sincronizaron con los Fire Walkers.

Procesos químicos invisibles conectaban a quienes se preocupaban por los demás. En otros entornos, los amantes cuyos corazones laten juntos se sienten más cercanos y más estables, y los clientes cuyos corazones se sincronizan con el corazón de su terapeuta informan mejores sesiones. Los investigadores también han descubierto que las emociones tensas interrumpen los latidos del corazón. Uno escribió: “Durante la experiencia de emociones negativas como la ira, la frustración o la ansiedad, los ritmos cardíacos se vuelven más erráticos y desordenados, lo que indica una menor sincronización … entre las ramas parasimpáticas y el sistema nervioso autónomo simpático (SNA). En otras palabras, las emociones desincronizadas producen frecuencias cardíacas desincronizadas. El corazón no es solo una metáfora del amor, es parte de él. Otro estudio encontró que las parejas en conflicto tienden a tener arterias carótidas más gruesas, lo que sugiere que tener un corazón duro es malo para el matrimonio y la salud.

Sin embargo, las emociones positivas de una pareja pueden actuar como una fuerza curativa. Cuando uno simplemente proyecta un sentimiento de benevolencia o preocupación hacia otro, resulta en cambios mensurables en el corazón del receptor. Los buenos sentimientos son palpables y se transmiten a personas conectadas. Otro estudio en una boda encontró que los niveles de oxitocina de la novia, el novio, la familia cercana y los amigos aumentaron juntos.

El amor conecta y cambia de pareja. ¿Alguna vez te has reído de la edad de las parejas casadas? La ciencia lo confirma. Robert Zajonc mostró a los voluntarios fotos de parejas, algunas en su primer año de matrimonio y otras en su vigésimo quinto. Los investigadores eliminaron información adicional de las fotos para dejar solo caras. Los voluntarios pudieron elegir cónyuges a largo plazo con más frecuencia que las personas desconectadas o los cónyuges a corto plazo. Los rostros de las personas se han vuelto más similares con el tiempo, y los investigadores han especulado que una de las razones es que los amantes se han mirado y se han hecho amigos durante años, imitando y reflejando lo que ven. Las parejas a largo plazo también tienen una función renal, niveles de colesterol y fuerza de agarre inusualmente similares.

Una relación íntima no es solo un acuerdo social; es un asunto que cambia la vida en el que dos personas se vuelven una, en apariencia, en acciones e identidad. Este es el poder del amor.

Adaptado de Love Me True: Superando las formas sorprendentes en las que engañamos en las relaciones.

Imagen de Facebook: estudio WAYHOME / Shutterstock