La psicoterapia asistida por animales (AAP) es una modalidad clínica en la que los proveedores de salud mental aprovechan los principios del vínculo humano-animal para facilitar un cambio positivo en sus clientes y ayudarlos a lograr sus objetivos de tratamiento. Los clientes de cualquier edad pueden desarrollar rápidamente una relación, confianza, habilidades sociales y confianza en sí mismos cuando se incluye un animal de terapia en su cuidado.
El vínculo humano-animal se refiere a las conexiones emocionales profundamente satisfactorias entre humanos y otros animales. Estos lazos ofrecen beneficios sociales, emocionales y fisiológicos. Un estudio encontró niveles elevados de oxitocina y dopamina en perros y humanos después de pasar tiempo juntos (Odendaal, 2000). La oxitocina y la dopamina son neurotransmisores, o sustancias químicas del cerebro, que a veces se denominan «hormonas felices» porque generan sentimientos de calidez, apego y confianza. Los sujetos humanos del estudio de Odendaal también experimentaron reducciones significativas en la presión arterial y el cortisol, la principal hormona del estrés del cuerpo, después de interactuar con los perros. Esta evidencia biológica respalda lo que todos los dueños de mascotas ya saben: nuestras relaciones con las mascotas y otros animales amigables nos ayudan a sentirnos amados, relajados y seguros.
Los perros de terapia registrados van desde la pequeña taza de té Chihuahua hasta el mastín gigante y todos los tamaños y razas intermedios. Son apropiados para el trabajo si son tranquilos, gentiles y amigables, han pasado con éxito las evaluaciones formales de obediencia y temperamento, y parecen contentos al interactuar con los clientes. Los terapeutas que se especializan en AAP generalmente entrenan a sus perros durante varios años y se ofrecen como voluntarios con ellos en escuelas, bibliotecas y hospitales para prepararlos para trabajar como ayudantes en el asesoramiento.
Actividades de psicoterapia asistida por animales
Las intervenciones asistidas por animales en psicoterapia a menudo implican movimiento físico y siempre apoyan los objetivos de tratamiento personalizados del cliente. Por ejemplo, si le han diagnosticado TDAH y lucha contra la inquietud y las malas habilidades de planificación organizativa, podría pasar parte de su sesión de terapia enseñándole al perro un nuevo truco. Esta atractiva actividad proporciona una salida saludable para el exceso de energía al mismo tiempo que mejora su capacidad para dividir una tarea compleja en sus componentes más pequeños. Estás practicando habilidades secuenciales, como organizar y completar tareas en un orden lógico, cuando le enseñas al perro a saludar, girar o saltar un obstáculo. Del mismo modo, si le han diagnosticado un trastorno depresivo mayor y tiene problemas con la apatía, puede pasar parte de su sesión conduciendo al perro de terapia en una caminata corta para promover un comportamiento dirigido a objetivos, reforzar la persistencia en la tarea y aumentar su actividad física. nivel. Todas estas intervenciones apoyan la recuperación de la depresión.
Las actividades asistidas por animales pueden ser un complemento útil de la psicoterapia tradicional, pero no son adecuadas para todos. Aquí hay tres factores críticos para ayudarlo a decidir si AAP podría ayudarlo a lograr sus objetivos de asesoramiento.
Nivel de comodidad
AAP podría ser adecuado para usted si disfruta interactuar con perros amigables y de buen comportamiento, no le preocupa el pelo de perro en su ropa y sus costumbres culturales y religiosas le permiten tocar, cuidar y relacionarse con caninos. Es probable que seas un buen candidato si gozas de buena salud física y no tienes alergias a la saliva o la caspa canina.
Por otro lado, es posible que no sea una buena opción si le temen a los perros, no les gustan o los considera sucios debido a sus creencias personales o basadas en la fe o normas culturales. Debe consultar a su médico antes de participar en AAP si es alérgico a los animales, médicamente frágil o susceptible a enfermedades zoonóticas que son transmisibles entre perros y humanos. Finalmente, AAP es inapropiado si abusó de animales o personas en el pasado y aún no tiene un control confiable sobre sus impulsos y comportamiento.
El abuso anterior de animales o personas no lo descalifica permanentemente para participar en la terapia asistida por animales, pero es vital que le cuente a su terapeuta sobre esta parte de su historial para que pueda trabajar en esos problemas en el tratamiento. Usted y el terapeuta pueden decidir juntos si AAP podría ser útil para su crecimiento y recuperación personal y cuándo.
Nivel de actividad
La terapia asistida por animales a menudo implica alguna actividad física, pero esto no es absolutamente necesario; algunas sesiones de AAP no incluyen nada más extenuante que abrazar o acariciar a un perro amistoso. Dependiendo de sus necesidades y preferencias, puede tener la oportunidad de acicalar al perro, jugar con él, entrenarlo o llevarlo a pasear dentro o fuera de la oficina.
Cada actividad con el perro está diseñada para catalizar y fortalecer su trabajo terapéutico y apoyar el logro de los objetivos de su tratamiento. Por ejemplo, si fue abusado o descuidado en la infancia, puede cepillar al perro mientras describe sus pensamientos y sentimientos sobre esas experiencias. También puede reflexionar sobre sus rutinas de cuidado personal e identificar cómo sus hábitos actuales están informados e influenciados por el cuidado que recibió cuando era pequeño.
Nivel de confianza
En gran medida, el resultado exitoso de su episodio de tratamiento depende de la solidez y calidad de su relación terapéutica. Esto plantea un dilema si lucha con el compromiso interpersonal, el apego y la confianza. Sin embargo, AAP rehace la díada tradicional terapeuta-cliente en una tríada terapeuta-perro-cliente, por lo que sus interacciones con el perro pueden brindarle un impulso biológico útil en forma de aumento de la oxitocina y la dopamina, esas sustancias químicas cerebrales para sentirse bien que facilitan el desarrollo emocional. calidez y seguridad. Después de desarrollar un vínculo afectivo con el perro de terapia, puede utilizar ese apego como puente para establecer confianza en el terapeuta y en la relación terapéutica. Con el tiempo, a medida que su capacidad de confianza se vuelve más sólida, puede generalizarse a un círculo más amplio de personas.
Conclusión
La psicoterapia asistida por animales está creciendo rápidamente en prevalencia y popularidad. El apoyo a la investigación también se está expandiendo, aunque se necesita más información para identificar los aspectos más beneficiosos y los mecanismos de eficacia de la AAP. Cuanto más aprendamos y entendamos cómo la AAP ayuda a los clientes, más refinada, estandarizada y profesionalizada se volverá como intervención. Mientras tanto, puede evaluar su nivel de comodidad, actividad y confianza para decidir si es adecuado para usted.
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