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El personaje de Homer Simpson una vez hizo la pregunta: “¿Podría Dios hacer un burrito tan caliente que ni siquiera Dios pudiera comérselo? ¿Podría hacer una piedra tan pesada que ni siquiera él pudiera levantarla?» Hay en la vida humana un problema extraño del que surgen muchos de los principales problemas de salud mental. Estos son los efectos conductuales de lo que se conoce como paradoja. Esencialmente, lo que queremos decir con esto es cualquier situación en la que dos mensajes se contradicen pero se dan al mismo tiempo. Estos problemas son bien conocidos en filosofía pero se les dedica muy poco tiempo en psicología. Esto se debe principalmente a que muchos psicólogos y psicoterapeutas no saben qué hacer con ellos.

Cuando alguien te pide, ya sea directa o indirectamente, que actúes espontáneamente, puedes bloquearte de manera extraña, incluso sentir una clara sensación de náuseas. La paradoja de ‘ser espontáneo’ puede ocurrir en cualquier lugar: dentro de parejas, dentro de familias o en el trabajo. Una paradoja comunicacional es aquella en la que se nos dan dos mensajes contradictorios al mismo tiempo. Es la situación en la que una persona solicita algo de otra que en realidad solo puede ocurrir de forma espontánea y natural y no se puede pedir ni provocar voluntariamente, cosas como la risa, el amor, el interés, el aprecio, el deseo, la ternura, etc. Cuando ocurre esta paradoja, nos quedamos atrapados en un doble vínculo. Por ejemplo, alguien puede decir, “Te estoy tomando una foto. Por favor sonríe. ¡No! ¡Así no! ¡Una sonrisa grande, natural y espontánea!”

La solicitud poco práctica

Una petición de «¡Sé espontáneo!» es exigir una conducta que, por su propia naturaleza, sólo puede producirse de forma espontánea y, por tanto, no puede producirse como consecuencia de haber sido solicitada. Por ejemplo, una madre bien intencionada le exige a su hijo que estudie, no porque ella quiera, sino porque quiere que él quiera, por voluntad propia. Quiere cumplimiento espontáneo, no solo obediencia a una regla.

¡Una persona que sufre de insomnio es un gran ejemplo de la paradoja de ‘ser espontáneo’ porque típicamente se ponen a sí mismos en esta paradoja de ‘ser espontáneos’! Cuanto más intentan lograr el fenómeno natural que conocemos como sueño forzándolo a que suceda, más despiertos permanecen.

Un paciente que entra en un episodio de depresión cambia su enfoque a los aspectos positivos de su vida y trata de generar un ‘buen humor’ o ‘sentimiento positivo’ acerca de su ‘gran’ vida, pero también queda atrapado. Los sentimientos que está tratando de conjurar son, en virtud de lo que son, ‘espontáneos’ y, por lo tanto, no se puede desear que sucedan por la fuerza. Su intento de escapar de su depresión en realidad confirma y empeora aquello de lo que está tratando de escapar.

violando la naturaleza

La excitación sexual o un orgasmo solo pueden ocurrir espontáneamente, ya que ese es el tipo de fenómeno que son. Cuanto más fuertemente se deseen, esperen y deseen, menos probable es que ocurran. Esto se puede ver regularmente cuando los hombres sufren de problemas sexuales y reservan un fin de semana romántico ‘espontáneo planificado’. Entonces podemos estar seguros de que el mismo problema que él o su pareja están tratando de resolver solo se exacerbará. También podemos ver que los sentimientos, comportamientos y relaciones que ocurren naturalmente, solo pueden ocurrir naturalmente cuando no buscamos que sucedan. Sólo pueden ocurrir causalmente. Esto también puede convertirse en una verdadera dificultad cuando los atletas se bloquean e intentan perfeccionar sus habilidades, solo para descubrir que esas habilidades se escapan cada vez más de su alcance.

Superando la trampa de la espontaneidad forzada

  • Reconócelo. Aprende a detectar cuando alguien te pide que ‘actúes espontáneamente’. Tenga en cuenta esto cuando se pretenda pero no se diga o se insinúe perversamente. Tu respuesta puede ser múltiple. Si continuamente está tratando de forzar un comportamiento espontáneo, deténgase, tome un respiro y vea si hay alguna forma de dejar que la naturaleza siga su curso.
  • Tome una vista de helicóptero de la situación y la comunicación. Si alguien más te está colocando en una paradoja, háblalo. Explique la paradoja y cómo no se quedará atrapado en ella.
  • No te esfuerces demasiado. Para algunos de nosotros, nuestra tendencia natural cuando enfrentamos una situación difícil es esforzarnos más y esforzarnos más para lidiar con lo que esté saliendo mal. Principalmente, esto significa una tendencia a insistir obstinadamente en volver a aplicar las soluciones intentadas que no funcionan, o probarnos a nosotros mismos continuamente, siempre buscando nuevas pruebas de nuestras habilidades. Esto tiene el efecto de aumentar nuestra necesidad de pruebas y, en consecuencia, aumentar nuestra propia inseguridad personal. En otros casos, nuestros esfuerzos están dirigidos a controlar nuestras propias emociones e impulsividad. También en este caso, el resultado más frecuente es una mayor incapacidad para controlar nuestras reacciones emocionales. Pero también es interesante observar que las personas que son buenas controlando su impulsividad muy a menudo terminan en un proceso de control obsesivo de sus propias reacciones. Esto conduce a una necesidad compulsiva de control, incluso sobre cosas sin importancia. El resultado final es que cuando el control tiene éxito, la persona pierde el control sobre el control y se convierte en una compulsión.

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