Fuente: Placidplace/Pixabay
Un nuevo estudio publicado en Frontiers in Neurorobotics demuestra cómo una interfaz cerebro-computadora permitió a un hombre tetrapléjico alimentarse por sí mismo por primera vez en tres décadas al operar dos brazos robóticos usando sus pensamientos. Las interfaces cerebro-computadora (BCI), también conocidas como interfaces cerebro-máquina (BMI), son neurotecnología impulsada por inteligencia artificial (IA) que permite a las personas con problemas motores o del habla vivir de manera más independiente.
“Esta demostración del control bimanual del sistema robótico a través de un BMI en colaboración con el comportamiento de un robot inteligente tiene implicaciones importantes para restaurar comportamientos de movimiento complejos para quienes viven con déficits sensoriomotores”, escribieron los autores del estudio. Este estudio fue dirigido por el investigador principal Pablo A. Celnik, MD, de Johns Hopkins Medicine, como parte de un ensayo clínico con una exención de dispositivo de investigación aprobada por la Administración de Alimentos y Medicamentos.
A un hombre de 49 años tetrapléjico parcialmente paralizado que vivía con una lesión de la médula espinal durante unos 30 años antes del estudio se le implantaron seis conjuntos de electrodos Blackrock Neurotech NeuroPort en las cortezas motora y somatosensorial tanto en el cerebro izquierdo como en el derecho para registrar su estado neural. actividad. Específicamente, en el hemisferio izquierdo del cerebro del hombre se implantaron cuatro matrices: dos matrices de 96 canales en la corteza motora primaria izquierda y dos matrices de 32 canales en la corteza somatosensorial. En el hemisferio cerebral derecho, se implantó una matriz de 96 canales en la corteza motora primaria y una matriz de 32 canales en la corteza somatosensorial.
Se le pidió al participante que realizara tareas mientras las matrices de microelectrodos implantados registraban la actividad cerebral a través de una conexión por cable a tres procesadores de señales neuronales Neuroport de 128 canales. Estaba sentado en una mesa entre dos brazos robóticos con un pastel en un plato frente a él. Se le encomendó usar sus pensamientos para guiar las extremidades robóticas con un tenedor y un cuchillo adjuntos para cortar un trozo de pastel y llevárselo a la boca.
El objetivo era que los brazos robóticos realizaran la mayor parte de la tarea con el participante facultado para tomar el control en algunas áreas. El investigador planteó la hipótesis de que este control compartido de las extremidades robóticas para una tarea que requiere tanto una manipulación fina como una coordinación bimanual permitiría una mayor destreza. Al robot se le dio de antemano la ubicación aproximada del plato, la comida y la boca del participante.
«Usando el control compartido impulsado por neuronas, el participante controló con éxito y simultáneamente los movimientos de ambas extremidades robóticas para cortar y comer alimentos en una compleja tarea bimanual de autoalimentación», informaron los investigadores.
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