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Foto de Anika Huizinga en Unsplash

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Por Raquel Tatar, Tammi Kral y Caitlin Iverson

Todos nacemos curiosos. A medida que el mundo que nos rodea continúa cambiando, también lo hacen las preguntas que tenemos al respecto; nuestra capacidad de prosperar depende de que nos apoyemos en las maravillas que tenemos sobre el mundo interior. Una de las formas más simples de comenzar a mejorar nuestro bienestar es hacer estas preguntas fundamentales: «¿Qué?» «¿Cómo?» ¿y por qué?»

El rasgo de la curiosidad no está reservado solo para los niños: psicólogos y neurocientíficos de todo el mundo han descubierto que la curiosidad es una fuerza impulsora para la exploración y fundamental para el desarrollo y el aprendizaje saludables. Practicar la curiosidad se asocia con un mayor bienestar psicológico, determinación, felicidad subjetiva y significado en la vida, así como con tasas más bajas de depresión y menos emociones negativas.

Curiosidad y cambio de comportamiento

Los científicos están prestando mucha más atención al papel que juega la curiosidad en el cambio de comportamiento, especialmente considerando su papel en las intervenciones basadas en la atención plena. Cuando experimentamos tensión o desacuerdo con otra persona, puede ser útil para la resolución de conflictos y la reducción de prejuicios preguntarnos cómo sus experiencias pueden estar dando forma a sus creencias y comportamiento. La curiosidad consiste en detenerse continuamente para hacer preguntas. Cuando esas preguntas son abiertas y están dirigidas a nuestros propios pensamientos y suposiciones, podemos obtener perspicacia y autoconocimiento.

Aquí hay algunas preguntas que puede hacer:

  • ¿Qué factores en su vida cotidiana podrían estar influyendo en su reacción?
  • ¿Cómo difieren mis experiencias de las de ellos?
  • ¿Por qué están reaccionando de esta manera específica?
  • ¿Cómo influyen mis experiencias en mi percepción de la situación?

Cuando somos capaces de entender cómo surgen otras perspectivas además de la nuestra, estamos cultivando la habilidad de la empatía, una semilla de la que puede crecer la compasión.

Foto de Kelly Sikkema en Unsplash

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Compasión y Formación de Hábitos

Esta habilidad de la compasión también se puede usar en nosotros mismos. De hecho, está en nuestra naturaleza ser compasivo. Pero a menudo son nuestras propias creencias acerca de nuestra capacidad para cambiar las que nos impiden cambiar el comportamiento. Concédete la misma compasión que le darías a los demás al cuestionar esas creencias; una vez que lo hagas, puedes aumentar la probabilidad de formar un nuevo hábito.

Aquí hay algunas preguntas que puede hacerse para redirigir su perspectiva:

  • ¿Cómo he cambiado con éxito mis comportamientos en el pasado?
  • ¿Existen obstáculos para hacer un cambio y qué apoyo necesito para superarlos?
  • ¿De qué manera este cambio me beneficiaría a mí, a mis seres queridos ya mi comunidad?
  • ¿Cómo sería priorizar este cambio en mi vida y hacer un plan concreto para hacerlo?

Cierta evidencia también indica que la curiosidad puede mejorar el aprendizaje y la memoria a través de la activación de regiones del cerebro involucradas en la anticipación de recompensas. Así es: ser curioso se siente bien de la misma manera que un cálido abrazo, lo que lleva a mayores posibilidades de desarrollar un hábito.

Foto de Tingey Injury Law Firm en Unsplash

Foto de Tingey Injury Law Firm en Unsplash

Meditación y Neuroplasticidad

Al igual que otras habilidades de bienestar, la investigación de la neuroplasticidad ha demostrado que es posible entrenarse para ser (más) curioso. La neuroplasticidad es la capacidad de nuestro cerebro para cambiar en respuesta a la experiencia. Aún mejor, esta práctica de entrenar el cerebro no requiere conocimientos especiales, herramientas o tomar mucho tiempo de su día. En Healthy Minds Innovations, hemos descubierto que las prácticas de bienestar respaldadas por la meditación pueden ayudarnos a cultivar la curiosidad sobre las posibles distorsiones que colorean nuestros pensamientos.

A través de la meditación, podemos aprender a reconocer cómo nuestros pensamientos y reacciones están siendo influenciados. Y buenas noticias: no es necesario que la meditación ocurra solo cuando estamos sentados; podemos practicar la meditación activa mientras realizamos actividades diarias, como cepillarnos los dientes o lavar los platos. Con el tiempo, esta toma de conciencia nos ayudará a fortalecer nuestras percepciones y comportamientos de manera más saludable, lo que nos llevará a un mayor autoconocimiento. La clave para convertir la curiosidad en perspicacia es abstenerse de la crítica y el pensamiento de todo o nada y, en cambio, aceptar la multitud de posibilidades y continuar haciendo preguntas.

Ser curioso es una habilidad que puede (y debe) practicarse con frecuencia, y descubrimos que la aplicación Healthy Minds Program es un excelente lugar para comenzar. La formación para el bienestar es una búsqueda que puede ir y venir a lo largo de nuestra vida, pero en cada etapa, el cambio siempre es posible manteniendo la curiosidad.