- Su hijo de 3 años se niega a tomar su mano mientras cruza la calle a pesar de su razonamiento e incluso de sus sobornos. Tener que agarrar su mano para forzar la obediencia es irritante. ¿Por qué no puede simplemente escuchar? En su irritación, cree que nunca podría haberse salido con la suya cuando era niño.
- Tu jefe no parece darse cuenta de tus esfuerzos adicionales, lo que te hace sentir como un niño cuando tus padres no se dieron cuenta de lo mucho que te estabas esforzando.
- Tu cónyuge de confianza te insta a que te relajes y dejes que te ayuden, lo que desencadena el miedo a las promesas incumplidas y las decepciones de otras parejas.
Fuente: Foto de ian dooley en Unsplash
Ya sea en la paternidad, en el trabajo o en nuestras relaciones más cercanas, nuestros granos pueden estallar en cualquier momento, desencadenando una cadena de asociaciones neurológicas que pueden parecer difíciles de entender, y mucho menos de controlar. Comprender un poco más sobre lo que sucede en su cerebro cuando se activa puede ayudarlo a obtener una mejor sensación de control.
Nuestros cerebros están diseñados para ayudarnos a sobrevivir. Gracias a nuestra anatomía cerebral adaptada a la supervivencia (el hipocampo que almacena la memoria está adyacente a la amígdala que activa la amenaza), estamos configurados para recordar vívidamente y sentir el peligro cuando nos encontramos con situaciones similares a las de otros que ya nos han lastimado. Interpretamos estas situaciones similares como potencialmente peligrosas.
Debido a que su memoria es más fuerte para eventos pasados particularmente dolorosos, sus recuerdos emocionales están listos para protegerlo cuando se encuentra en peligro. Cuando se presionan sus botones, se dispara y responde con reacciones emocionales fuertes y, a veces, confusas a una situación presente que de alguna manera le recuerda el dolor pasado.
Diseñados para protegernos del peligro, nuestros botones representan nuestro propio catálogo personal de amenazas pasadas que amplifican las reacciones de protección cuando nos encontramos con situaciones similares. Se implementan rápidamente y son parte de la forma en que nuestro cerebro prioriza la seguridad a toda costa sin pensarlo mucho.
Cuando se siente impulsado, comprenda que es su memoria y la anatomía del cerebro las que están trabajando para usted, en un esfuerzo por protegerlo del dolor de revivir y, en última instancia, de su seguridad.
Nuestra formidable memoria de amenazas pasadas nos alerta sobre situaciones presentes que nos recuerdan el pasado. Puede ser sorprendentemente preciso, pero también puede fallar.
A veces, una de las cosas más incómodas de un brote es el miedo a que el pasado se repita y, por supuesto, tu deseo de que no vuelva a suceder. Después de todo, ya no estás en el pasado sin control ni conocimiento, estás en el presente y las cosas no son iguales. Su pareja no es su mayor, su compañero de trabajo no es su padre y su hijo no es su hermano menor.
«Los monstruos son reales, al igual que los fantasmas. Viven en nosotros y, a veces, ganan».
-Stephen King
Debido a que carecemos de control sobre las asociaciones y los sentimientos aterradores que las acompañan, nuestros factores desencadenantes pueden comenzar a sentirse demasiado sensibles y perturbadores. Sin embargo, a medida que desarrollamos una mejor comprensión de nuestros factores desencadenantes, podemos reconocerlos mejor cuando ocurren y controlar mejor nuestras reacciones.
Aquí hay tres pasos clave para recuperar el control cuando los botones están presionados.
1. Identifique sus desencadenantes / botones
Cuando puede reconocer que sus espinillas están siendo empujadas, comienza a desarrollar su propia comprensión de lo que significa ser provocado. Este reconocimiento le permite notar situaciones y patrones en los que se siente similar, pero no idéntico, a una experiencia pasada, con sus miedos y ansiedades residuales.
Este reconocimiento por sí solo puede ayudar a reducir su ansiedad y permitirle concentrarse en los problemas reales.
2. Reconocer cuándo se presionan los botones / gatillos
Cuando nota que está provocado, activa más partes de su cerebro para procesar el problema, lo que en última instancia le da más control sobre sus reacciones desencadenantes. Con la práctica, podrá reconocer mejor cuándo y por qué se desencadena. Este es un punto de inflexión para la mayoría de las personas, donde en lugar de sentirse controladas por sus reacciones, comienzan a sentirse más en control.
3. Clasifique los factores desencadenantes del pasado y vuelva a centrarse en el presente.
El pasado y el presente pueden parecer uno y lo mismo cuando te disparan. Sin embargo, identificar las heridas del pasado que están surgiendo en la situación actual puede ayudarlo a comenzar a desenredar el pasado del presente.
Si bien los recuerdos del pasado se esfuerzan por protegerlo, la situación actual merece su atención. Desbloquear los miedos irracionales del pasado puede ayudarlo a concentrarse en los miedos racionales del presente. Cuando su mente comience a girar en torno a lo que podría estar sucediendo, intente eliminar las posibilidades para que pueda concentrarse más en las probabilidades. Concentrarse en los hechos puede ayudar a calmar su espíritu de carrera y sus emociones.
Definir sus granos puede ser un poderoso punto de partida para superar los miedos y la ansiedad del pasado que inevitablemente se manifiestan a lo largo de la vida. Si bien su anatomía cerebral orientada a la supervivencia mantiene estos recuerdos situacionales listos para protegerlo, usted decide cómo comprende su experiencia y qué hace con ella.
Tener claro sus granos y aplicar su conciencia puede ser una poderosa herramienta de afrontamiento para lidiar con sus emociones fuertes y confusas. La práctica de estos pasos puede ayudarlo a cultivar su resiliencia y, en última instancia, a recuperar el control emocional que desea tener a mano la próxima vez que le empujen las espinillas.
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