Aprender es lo que todos hacemos. Todos los días, de innumerables formas, aprendemos cosas. Y, a medida que nuestra vida avanza, se desarrollan diferentes comportamientos, algunos forman hábitos (o reacciones automáticas). Cualquier situación puede provocar muchas reacciones, a veces esas reacciones empiezan a sabotear nuestra felicidad. Rara vez pensamos mucho en nuestra historia de aprendizaje y comienza a controlarnos sin que nos demos cuenta. Si desarrollamos hábitos autodestructivos, estos patrones pueden afectar nuestras posibilidades de llevar una vida plena. Cuando hacemos cosas dañinas una y otra vez, la mayoría de nosotros nos preguntamos: «¿Por qué sigo haciendo cosas tan autodestructivas?» La respuesta es … porque hemos aprendido a reaccionar de esa manera. Desafortunadamente, solo pensamos en el «por qué» después de una auto-derrota, no antes. Para cambiar los hábitos de sabotaje, tendremos que pensar en ello antes de sabotearnos a nosotros mismos.
Experiencias calientes y aprendizaje
Para comprender qué tan fuertes son los hábitos nocivos para la salud, primero debemos saber qué tan fuertes eran nuestros sentimientos cuando los aprendimos. Las emociones son un sistema de alerta integrado. Los sentimientos suelen ser más fuertes cuando nos alertamos sobre posibles riesgos y amenazas. El riesgo real o imaginario puede desencadenar fácilmente emociones fuertes y dolorosas e inundarnos de estrés o pavor, a veces más allá de nuestra capacidad para manejarlos bien. Los psicólogos llaman a una reacción tan fuerte «desregulación emocional». Y… estos sentimientos calientan el aprendizaje. Las experiencias calientes aumentan las posibilidades de tener un hábito (incluso uno que sea contraproducente). Al principio, las reacciones de sabotaje solo ocurren cuando las situaciones son bastante similares a los eventos originales. A medida que se desarrollan los hábitos, encontramos formas de escapar o evitar las devoluciones de llamada, y aprendemos un nuevo hábito contraproducente: el aislamiento. Nuestra esperanza de evitar los recordatorios dolorosos nos aleja de las experiencias divertidas y la calidez de la cercanía con los demás.
El molesto problema de la generalización
Una vez que se adquiere un hábito, comienza a aparecer cada vez más. Situaciones, similares al momento del aprendizaje inicial, comienzan a desencadenar sentimientos abrumadores y hábitos autodestructivos asociados. Aunque solo anticipamos tener estas emociones dolorosas, reaccionamos para evitarlas. La expansión de estos hábitos, más allá de la situación original, se denomina “generalización del aprendizaje”. Cuando nuestro pasado tiene demasiadas experiencias negativas, aprendemos a generalizar que la mayor parte de la vida nos hará daño. Vemos la vida como amenazante y dolorosa. La generalización puede provocar reacciones irracionales cuando el momento real no contiene ningún riesgo real. Somos víctimas del molesto problema de la generalización, aumentando el aislamiento en nuestras vidas.
Por qué estos hábitos nos derrotan
Una vez que la generalización se extiende (como las raíces de una mala hierba), reaccionamos tan automáticamente que nos saboteamos sin entender por qué. Nos sentimos enojados, tristes, asustados … incluso cuando sabemos que la situación no coincide con nuestros sentimientos. Por lo general, estos hábitos bien engrasados confunden a nuestros socios, amigos y colegas. Otros no entienden por qué sentimos y reaccionamos con tanta fuerza, por lo que se alejan de nosotros. Nuestros hábitos los repelen y renuncian voluntariamente, provocando más aislamiento y soledad. Eventualmente nos enojamos con nosotros mismos. Terminamos sintiéndonos condenados a arruinar nuestras vidas una y otra vez. Nuestras historias nos superan a través de estos hábitos aprendidos de evitación, aislamiento y aversión al riesgo. Nos saboteamos cada vez más.
Superar los hábitos autolesivos: su nueva y futura historia
¿Controlado por tus hábitos autodestructivos?
Escribe una trama: piensa en tu vida como un libro con páginas escritas todos los días. Si la historia de su vida tiene una historia condenada al fracaso, primero debe decidir cambiar la “trama” de su vida. La mayoría de nosotros aprendemos que los comportamientos pasados predicen acciones futuras, y esto suele ser cierto. Pero, para cambiar los patrones autodestructivos, primero debemos creer que podemos cambiar esos hábitos. Una nueva vida comienza con aceptar que puedes controlar nuestras reacciones … aquí y ahora. Tenemos la capacidad de crear un nuevo escenario para nuestra vida futura.
¿Controlado por tus hábitos autodestructivos?
Sepa qué desencadena sus reacciones de autolesión: realmente podemos cambiar los hábitos poco saludables reordenando nuestras reacciones. El cambio surge de conocer los desencadenantes de nuestros patrones de sabotaje. Al comprender estos factores desencadenantes, preparamos el escenario para crear hábitos nuevos y saludables. Una excelente manera de conocer sus factores desencadenantes es llevar un diario de sus hábitos autodestructivos. El diario debe incluir una descripción de las principales características de la situación, sus sentimientos y comportamientos. El diario nos ayuda a comprender cuándo es más probable que nos saboteemos antes de derrotarnos a nosotros mismos, no después.
Controle sus factores desencadenantes: repensar nuestras vidas implica tomar el control de aquello a lo que nos exponemos. Si nos atraen las personas que siempre parecen lastimarnos, queremos mantenernos alejados de personas así. Si evitamos eventos sociales con amigos, salimos con esos amigos. La clave para superar el aislamiento y la soledad es controlar a quién y qué permitimos en nuestras vidas. Cambiamos cuando manejamos nuestros factores desencadenantes e incorporamos experiencias saludables a nuestras vidas.
Reemplace los hábitos autodestructivos: los viejos hábitos nunca desaparecen, pero pueden reemplazarse. Además de controlar nuestros factores desencadenantes, también nos beneficiamos al adoptar hábitos saludables en la vida. La participación en situaciones saludables naturalmente nos brinda experiencias gratificantes, y esas recompensas crean hábitos fuertes y felices. Si comenzamos a experimentar sentimientos viejos y abrumadores, reemplazamos la evasión con habilidades para calmar nuestras emociones. Nos calmamos y nos hacemos cargo de las reacciones; los psicólogos llaman a esto «regulación emocional». La autocuración puede ser tan simple como respirar profundamente o reenfocarnos en nuestro corazón. Puede implicar distraer nuestra atención por un tiempo. Y estos nuevos hábitos calmantes se fortalecen cuanto más funcionan una y otra vez. Las reacciones saludables forjan hábitos saludables.
Sigue moviéndote: cuando los viejos hábitos sobresalgan, no te sorprendas. Todos correremos el riesgo de caer temporalmente en viejos patrones. La clave para el cambio permanente es mantener nuestra mente en el presente y en el próximo momento. Podemos controlar el presente y el momento siguiente, pero no el pasado. Avanzamos hacia la felicidad cambiando nuestra perspectiva a una mentalidad de oportunidad, aquí y ahora. La nueva perspectiva nos permite evitar la autocrítica y escribir páginas más felices en el libro de nuestra vida.
La última palabra
Nadie elige el autosabotaje. Hemos aprendido acerca de los sentimientos y hábitos contraproducentes de pasados infelices. En el presente de nuestras vidas, podemos cambiar el impacto del pasado. Podemos construir un nuevo “pasado futuro”, para que en un mes o un año nuestra vida tome una mejor dirección. La auto-derrota termina cuando nos enseñamos a ser felices.
Recursos
http://www.mindovermood.com/
http://www.huffingtonpost.com/robert-leahy-phd/self-criticism_b_836161.html
http://www.apa.org/research/action/success.aspx
http://www.abct.org/SHBooks/
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