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Ralph Katieb/Unsplash

Fuente: Ralph Katieb/Unsplash

Vivimos en una sociedad que constantemente nos dice que más es mejor. Hay presión para ganar más dinero, comprar más cosas y publicar más experiencias en las redes sociales en busca de Me gusta de amigos y seguidores.

La evidencia muestra que hemos caído en la propaganda. El tamaño medio de una casa de nueva construcción ha crecido un 150 % desde 1980, aunque menos personas viven bajo el mismo techo. Los autos también son cada vez más grandes para acomodar las cosas que transportamos.

Nuestros gastos están dañando nuestras billeteras. Los hogares continúan acumulando más deuda con saldos en tarjetas de crédito, préstamos para automóviles e hipotecas en aumento. Las altas tasas de inflación han impactado nuestro resultado final, pero eso no pinta el cuadro completo. Nuestro apetito por más se ha convertido en una avalancha sin fin a la vista.

Nuestra ropa gastada representa una búsqueda desesperada por escapar de los sentimientos de insatisfacción y encontrar algo de felicidad en un mundo cada vez más estresante y agitado. Después de todo, si todos los demás siguen este patrón de comportamiento, ¿por qué harías las cosas de manera diferente?

La felicidad no se encuentra en las cosas. Tampoco se encuentra en la acumulación de dinero. En una encuesta de millonarios, la mayoría informó que necesitaba más aumentos en su riqueza para ser más feliz.

Tampoco se encuentra la felicidad en soñar con tus próximas vacaciones o compra. Tal pensamiento solo refuerza que actualmente falta algo en su vida, lo que conduce a una mayor insatisfacción.

Estar mentalmente presente haciendo coincidir tus pensamientos con tus acciones es un mejor predictor de la felicidad. En otras palabras, es más probable que experimente felicidad al estar presente mientras dobla la ropa en lugar de imaginar una escapada soleada mientras dobla la ropa.

La pregunta entonces es cómo empezar a estar más presente en tu vida diaria. Creo que la respuesta es establecer límites contigo mismo e ir en contra de la esencia colectiva de la gratificación instantánea. Debe comenzar a decir no a las compras impulsivas, los atracones de televisión a altas horas de la noche y los hábitos poco saludables que, en última instancia, lo dejan sintiéndose vacío y culpable.

Esto es más fácil dicho que hecho. Como sociedad, hemos olvidado colectivamente el valor de decir no. Dé un paseo por su librería local donde encontrará innumerables libros que le enseñarán cómo establecer límites. Los límites son esenciales para establecer y mantener relaciones interpersonales saludables. Delinean sus responsabilidades dentro de una relación, lo que aclara roles y expectativas.

Teniendo en cuenta lo importantes que son para las relaciones interpersonales, ¿no podríamos hacer el mismo argumento sobre la importancia de establecer límites contigo mismo?

Después de todo, estás en una relación contigo mismo. Piensas en ti y hablas contigo mismo. Te criticas por tus defectos y, con suerte, te das algo de crédito por un trabajo bien hecho. Establecer límites saludables contigo mismo te ayudará a mantenerte dentro de tu esfera de control y priorizar lo que más importa.

Establecer límites saludables contigo mismo

Aquí hay cinco consejos para ayudarte a establecer límites saludables contigo mismo.

1. Sé honesto contigo mismo

Detrás de cada compra elegante hay un deseo de estatus y reconocimiento. En secreto, desea llamar la atención por usar un reloj nuevo o llevar un bolso de diseñador.

La realidad es que no estás siendo reconocido. El objeto brillante se nota cuando la gente imagina comprándolo para sí mismos.

Sin embargo, lo mismo puede decirse de otras actividades, como acumular riqueza, prestigio y poder. A menudo queremos ser reconocidos por estos logros.

Antes de emprender alguna acción, como hacer una compra costosa o buscar un ascenso laboral, pregúntese: «¿Para quién estoy haciendo esto?»

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Si una búsqueda realmente mejorará la calidad de tu vida, entonces hazlo. Sin embargo, si buscas algo con la esperanza de llamar la atención, entonces debes decirte no a ti mismo.

2. Acepta tu valor

Decir no se vuelve más fácil cuando separas tu valor de las posesiones materiales y las identidades profesionales. Ganar más dinero no te hace más digno que alguien que vive de cheque en cheque. Tampoco lo es comprar una casa más grande, tener una sopa de letras de credenciales junto a su nombre o ascender en la escala corporativa.

Recuerda que tu valor es una parte inherente e innegable de quién eres. Se deriva de su humanidad, que todos tenemos en común.

3. Honra tus límites

No se puede ser todo para todos. Tratar de complacer a todos te hace vulnerable a extenderte demasiado. La verdad es que tienes una cantidad finita de energía y tiempo. Es importante que seas juicioso con tus recursos.

La importancia de respetar tus límites se destaca en la figura de la mitología griega de Ícaro, que cayó al mar tras cometer el error de volar demasiado cerca del sol con las plumas unidas por cera de abejas. La historia es un recordatorio de que esforzarse demasiado durante demasiado tiempo finalmente tiene un costo.

4. Deja de compararte con los demás

La gente se involucrará en comportamientos que te desencadenen. Pueden hacer compras o alcanzar metas que provocan sentimientos de envidia. Puede ser tentador participar en una competencia no declarada con los Jones. Este enfoque no funciona porque siempre hay alguien por ahí que tiene más de lo que codicias.

Deja de compararte con otros. Lo que alguien está haciendo con su vida no tiene nada que ver contigo. Enfócate en vivir una vida intencional que sea congruente con tus valores y metas.

5. Sé justo contigo mismo

Es probable que seas tu peor crítico. Secretamente te dices cosas a ti mismo que nunca tendrías el corazón para decirle a otro ser humano.

Recuerda tener expectativas realistas de ti mismo. Cuando establezca metas, considere si ha puesto el listón en un nivel razonable. Si el objetivo es elevado y poco realista, entonces debe decir que no y calibrar sus expectativas.