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Se trata de un concepto que cada vez está más asentado, un término que se utiliza en psicología y que está estrechamente relacionado con el control de las emociones. En la actualidad, los expertos aseguran que hay un importante porcentaje de personas en el mundo que, en cierta medida, pueden experimentar esta situación en algún momento de su vida.

Aunque la principal característica de las personas es el raciocinio, lo cierto es que también, en gran medida, el ser humano se rige por sus emociones. Independientemente de la situación que se viva en cada momento, pudiendo ser alegre o triste, lo cierto es que lo habitual es que las personas muestren sus sentimientos, incluso en ocasiones, de manera inesperada.

La problemática surge cuando esas emociones o sentimientos no se pueden controlar, sabiendo que ni son racionales ni se muestran de manera constante. Es habitual que en ocasiones las personas se muestren tristes sin saber bien el motivo o, al contrario, estén felices sin tampoco causa alguna. ¿Qué es esto entonces? Es aquí precisamente cuando hay que hablar de labilidad emocional, un concepto utilizado en psicología que cada vez está cobrando mayor peso en la sociedad.

¿Qué es exactamente la labilidad emocional?

También conocida como inestabilidad emocional, se trata de un término de la psicología, el cual hace referencia a la incapacidad que puede presentar una persona a la hora de controlar sus emociones o sentimientos. Lo normal es que aquellos que tienen este problema, no sepan expresar de manera adecuada dichas emociones, lo que conlleva a mostrar exageradamente las mismas o simplemente, presentar sus sentimientos en momentos que estén fuera de lugar.

La labilidad emocional siempre se va a referir a los problemas de no poder controlar las emociones consideradas como básicas y, por tanto, no se considera que sea un trastorno mental o una enfermedad.

¿Cómo detectarla?

Al igual que ocurre con la mayoría de problemas que se pueden presentar en las personas, lo cierto es que la labilidad emocional también suele tener unos síntomas o señales claros que indican que se padece dicha problemática.

En este sentido, se puede estar ante un cuadro de labilidad emocional cuando la persona llora sin saber por qué o cuando se experimentan momentos donde hay una gran irritabilidad.

Otras señales habituales son las risas repentinas fuera de lugar, pesimismo ante prácticamente cualquier situación, padecer insomnio con frecuencia o tener dificultad para tomar decisiones que, aparentemente, deben ser sencillas.

También se puede experimentar labilidad emocional al presentar un optimismo exagerado y de forma momentánea en cualquier situación que, a priori, no debe ocasionar esa actitud.

Posibles causas de esta inestabilidad

En el caso de creer que se está ante un cuadro de labilidad emocional, hay que saber que existen diferentes causas que pueden provocarla. De esta forma, esta situación se puede dar cuando hay alteraciones cerebrales en la parte del cerebro encargada de controlar y regular las emociones. Este tipo de alteraciones se pueden desarrollar por ciertas enfermedades tales como traumatismos, esclerosis múltiple o accidentes cerebrovasculares, entre otras.

También puede provocar labilidad emocional, estar sometido a un alto nivel de estrés o por el consumo exagerado de sustancias tales como el alcohol o las drogas. De igual modo, vivir una situación traumática, especialmente las que se experimentan en la infancia, también puede provocar este problema.

¿Cuáles son las principales consecuencias de la labilidad emocional?

Dependiendo de la persona, en el caso de padecer de labilidad emocional las consecuencias pueden ser múltiples, si bien, en la mayoría de los casos, es común que las personas tengan serios problemas de ansiedad, incluso pudiendo desembocar en una depresión.

También es frecuente que se tengan problemas con la pareja, llegando en los casos más graves a la ruptura. Asimismo, las personas con labilidad emocional pueden aislarse y no tener demasiadas relaciones sociales, sabiendo que el sentimiento de soledad es uno de los más frecuentes en estos casos.

Además de lo mencionado, es común mostrar inseguridad y problemas de autoestima, así como ciertos sentimientos de culpabilidad o vergüenza.