El aislamiento social es uno de los marcadores de la depresión. A veces, cuando somos testigos de que alguien retrocede por un tiempo, ya sea por unas horas, unos días o incluso más, no es el momento de preocuparse o frustrarse, sino de seguir soltándose. El aislamiento social en forma de jubilación y respiro social puede ser un momento de recuperación, reevaluación y reunificación.
El retiro es un sello distintivo consagrado por el asceta. Todas nuestras grandes figuras mitológicas y espirituales, ya sea que consideremos a Jesús, Buda, Mahoma, Ulises, Deméter, Odin, Lao Tse u otros, han desaparecido por algún tiempo. Esto no quiere decir que todos debamos anhelar secretamente la vida del yogui, profeta o vidente, pero el mito es un metadescriptor de la condición humana, y por lo tanto no es descabellado sugerir que si lo hacemos. encontramos en el mito, lo encontraremos en la vida y si lo encontramos en la vida, lo encontraremos en el mito.
La gente se está retirando de diferentes formas. Lo vemos en el juego de los niños, en el “propio pequeño mundo” del adolescente, en la “cueva” del adolescente y es un rasgo que muchos de nosotros llevamos a la edad adulta. En lugar de verlo como «algo malo», ya sea en nosotros mismos o en otro, podría ser más útil reconocer que a menudo es parte de un proceso de desarrollo más amplio, incluso en nuestro propio hogar, un adulto.
Me recuerda a un joven adicto a las drogas. Un fin de semana, desapareció en su habitación. Durante tres días, todo lo que hizo fue mentir, ver películas y jugar videojuegos. Sus padres, asumiendo que lo estaba usando de nuevo, estaban fuera de sí, y el sentido común dictaba que estaba haciendo precisamente eso.
Al contrario, cuando surgió, adquirió un nuevo sentido de propósito y convicción. En su respiro, había encontrado la paz que buscaba y, en ella, un renovado sentido de propósito. No solo no había consumido, sino que había pasado su tiempo haciendo realidad su sobriedad. Necesitaba, y había asumido conscientemente, una ruptura con su realidad para poder volver a esta realidad más plenamente presente tanto en ella como en él.
Cuando no está apegado a la depresión o incluso a la simple melancolía, la pendiente resbaladiza en la que se eleva el aislamiento social es un escape. Somos una cultura que prospera con el escape; sólo tienes que mirar cuánta televisión miramos, y la televisión, cuando lo piensas, es realmente ver a alguien más ganarse la vida. Sin embargo, si ese elemento potencialmente escapista que se construye en el retiro se emprende con una intención subyacente que amplifica nuestro proceso interno, entonces podemos llegar a alguna parte. De lo contrario, solo estamos evitando o huyendo.
Usado de manera correcta y constructiva, el retiro es un medio útil y necesario para apoyar la autoevolución. Si se lleva a cabo con intención, y no como un obstáculo para el revolcarse o la autocompasión, puede ser una herramienta poderosa para llevarnos a nuestro propio nivel superior, volviéndonos más plenamente presentes tanto dentro de nosotros mismos como en nuestras vidas.
© 2010 Michael J. Formica, Todos los derechos reservados
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