La vergüenza es una emoción dolorosa que responde a un sentimiento de fracaso para alcanzar un estado ideal. La vergüenza me envuelve a todos. El proceso de pensamiento en la vergüenza implica atención egocéntrica. Las expresiones físicas de vergüenza incluyen cara enrojecida, cabeza caída y mirar hacia otro lado. Genera un deseo de esconderse, de desaparecer, incluso de morir.
La vergüenza se ha caracterizado a menudo como una forma leve de vergüenza. Es el resultado de transgresiones sociales triviales, como tropezar o eructar, donde la persona no siente que tales eventos los involucran. La vergüenza es diferente a la culpa. La culpa implica una evaluación negativa de un comportamiento específico. Generalmente es una experiencia menos dolorosa porque el objeto de la desaprobación es un comportamiento específico, no todo el yo. La culpa puede verse como una emoción más útil que motiva una acción específica y correctiva, como una disculpa o un esfuerzo por corregir el error.
Los siguientes elementos contribuyen a la experiencia de la vergüenza.
1. Autoconciencia. Para sentirse avergonzado, debe ser consciente de que otros están emitiendo juicios. Estás en el centro de atención. Conoce un conjunto de reglas (o normas sociales) que determinan si sus acciones son «buenas» o «malas». Por ejemplo, si usas un disfraz para un evento social donde todos son informales, sientes que todos te miran de manera extraña y se preguntan por qué eres un geek. También es más probable que las personas se laven las manos después de usar el baño cuando hay un observador presente.
2. Autoculparse. La vergüenza y la culpa son emociones que se culpan a sí mismas. En la vida cotidiana, inevitablemente suceden cosas malas. Según la teoría de la atribución, los humanos se sienten naturalmente atraídos por la búsqueda de explicaciones causales. Al evaluar la situación, podemos culpar a nuestro cónyuge, al mal tiempo oa muchas otras razones. Pero cuando nos culpamos a nosotros mismos, es más probable que sintamos vergüenza y culpa. Por ejemplo, al atribuir erróneamente la responsabilidad de la obesidad principalmente al carácter personal en lugar del entorno o el contexto, las personas obesas pueden sentirse avergonzadas.
3. Estándares. Todos tenemos creencias sobre lo que es un estándar aceptable para acciones, pensamientos y sentimientos. Por ejemplo, en los funerales, sabemos que reír, expresar alegría y sentirse feliz porque la persona está muerta no es la norma. En la mayoría de los vecindarios, los dueños de perros llevan bolsas de plástico cuando pasean a sus perros. Las violaciones de estos estándares producen vergüenza.
4. Rasgo personal. Las personas criadas con el rasgo de la autoconciencia pública son propensas a la vergüenza. Por otro lado, hay personas que probablemente culparán a los demás o tratarán de evitar culparse a sí mismos.
5. Autoestima. El rasgo se define como una actitud subjetiva hacia uno mismo. Cuando una persona tiene baja autoestima y se enfrenta a eventos negativos, tiende a culpar a su “yo malo”. Además, es probable que las experiencias frecuentes y repetidas de vergüenza «erosionen» el nivel general de autoestima de una persona.
¿Cómo deshacerse de la vergüenza? Debido a la intensidad y el dolor de la vergüenza, el individuo experimenta una fuerte motivación para deshacerse de este sentimiento.
En un esfuerzo por escapar de los dolorosos sentimientos de vergüenza, las personas avergonzadas tienden a proyectar a la defensiva la culpa y la ira en un chivo expiatorio conveniente. De esta manera, las personas avergonzadas pueden recuperar cierto sentido de control y superioridad en sus vidas, pero los costos a largo plazo suelen ser altos. Por ejemplo, los hombres que abusan de las mujeres pueden hacerlo cuando su imagen positiva de sí mismos se ve amenazada.
Si no se reconoce la vergüenza, una persona puede decidir concentrarse en otro estado emocional, un acto de sustitución emocional. Por ejemplo, una persona vergonzosa, que no está dispuesta a reconocer el sentimiento de vergüenza, puede enojarse con otra persona, convirtiendo a la otra persona en una especie de chivo expiatorio para culparse a sí misma. Es más cómodo vivir con la ira que con la vergüenza. Sin embargo, la sustitución es una forma de autoengaño: alivia el dolor y la incomodidad pero no cambia la sensación, no de inmediato. Al no centrarnos en la vergüenza y prestar atención a otras emociones, perdemos la oportunidad de comprender las fuerzas que actúan a nuestro alrededor y dentro de nosotros.
Las personas propensas a la vergüenza son vulnerables a los problemas con el alcohol y las drogas. Con frecuencia, la adicción a las drogas se usa para enmascarar o adormecer sentimientos dolorosos de vergüenza y desesperanza. Utilizando dos muestras de una población de pregrado y una muestra de reclusos, la tendencia a la vergüenza siempre se relacionó positivamente con los problemas de alcohol y drogas, mientras que la tendencia a la culpa tendió a relacionarse negativamente.
Lecturas esenciales de la vergüenza
La salida más saludable es abrazarlo y dejar que la vergüenza se disipe con el tiempo. Como todos los eventos intensos, la vergüenza finalmente desaparece y es reemplazada por otras emociones. Ninguna emoción dura para siempre. En segundo lugar, cambie los estándares o reglas. Si no se ha violado ningún estándar, entonces no hay razón para preocuparse por la vergüenza. En tercer lugar, evite el juego de culparse a sí mismo. Cuanto más podamos culpar a una fuente externa, más evitaremos sentirnos avergonzados. Finalmente, confiesa. En la confesión, acudimos a los demás y les contamos sobre un hecho que nos avergonzó. La confesión está asociada con el concepto de perdón y amor. Sirve como un medio para disolver la vergüenza mediante el acto de redención.
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