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La manipulación psicológica es una herramienta predominante utilizada por personas con tendencias narcisistas. Su poder radica en la facilidad con la que puede pasar desapercibido y, al mismo tiempo, ser un método de control devastador. La clave para superar este tipo de abuso comienza con comprender cómo se manifiesta en las relaciones cotidianas y las interacciones interpersonales.

Reconocer tácticas de manipulación comunes

Aunque la forma más efectiva de extinguir el narcisismo de tu vida es evitar todas las formas de comunicación e interacción con esa persona, hay ocasiones en las que esto no es posible. Para protegerse lo más posible de ser lastimado, es absolutamente crucial poder identificar las tácticas más comunes de los manipuladores psicológicos y los narcisistas.

1. Aprovechar las relaciones íntimas

La manipulación psicológica prospera en la intimidad. Es una forma cercana y familiar de usar a los demás que requiere vulnerabilidad para funcionar bien. Debido a que todas las relaciones íntimas vienen con un nivel de vulnerabilidad, son el caldo de cultivo perfecto para esta forma de manipulación.

Muchos manipuladores psicológicos son miembros de la familia, amigos cercanos o parejas románticas; estas relaciones les brindan la oportunidad de generar confianza y luego usar esa confianza como un trampolín para el abuso. Para aprovecharse de alguien, los manipuladores deben tener una comprensión sólida de las debilidades, preocupaciones e historial personal de esa persona. El método perfecto de reconocimiento es dedicar tiempo a observar, tomar notas y aprender a manipular a alguien desde la perspectiva interna de una relación íntima.

Este tipo de abuso se forma lentamente, y los manipuladores a menudo probarán las aguas en relaciones cercanas antes de lanzar un ataque total. Probar diferentes enfoques para ver qué tan exitosos son suele ser el punto de partida. Dependiendo de los resultados, reducirán la escala y probarán un nuevo método, o comenzarán a usar lo que ha demostrado ser efectivo, pero en un alcance mucho mayor.

2. Proyectar culpa

Los manipuladores psicológicos rara vez, si alguna vez, asumen la responsabilidad de sus acciones ante sus víctimas; hacerlo dañaría su credibilidad y generaría dudas en la relación abusiva. La mayoría de los manipuladores adoptarán una actitud santurrona con sus víctimas, a menudo centrada en cómo esa persona los ha “agraviado” de alguna manera, y generalmente excusarán sus comportamientos como retribución por la forma en que los han tratado. Su regla de oro es simple: si no me das lo que quiero, tengo derecho a tratarte como yo elija.

Las relaciones saludables se basan en un toma y daca. Cuando ocurre el daño, ambas partes examinan cómo pueden haber contribuido y asumen la responsabilidad por esas acciones. En una relación abusiva, la víctima se ve obligada a ser la causa de todo lo que está mal. La culpa se proyecta sobre esa persona por cada problema en la relación, incluidos los comportamientos manipuladores de su abusador.

Negarse a asumir la responsabilidad mantiene a los manipuladores en la zona segura. Si su víctima es etiquetada de alguna manera como responsable del abuso, ya sea por una razón inventada o por una situación real, el manipulador se otorga a sí mismo permiso ante sus propios ojos (y a menudo ante los ojos de los extraños) para ejercer poder y control sobre esa persona.

Esta táctica produce dos resultados: el abusador se gana la simpatía de los demás por la forma en que ha sido «maltratado», y de repente recibe un cheque en blanco para tratar a su víctima como quiera. A partir de ese momento, la manipulación psicológica puede excusarse como una «reacción natural» a sus propios sentimientos. Esto también ejerce una enorme presión sobre las víctimas para que se conformen y, a la larga, puede producir efectos devastadores en su propia imagen.

3. Violar los límites

Los manipuladores psicológicos desprecian los límites. Su objetivo final es el poder y el control, y los límites firmes interfieren en gran medida con ese objetivo. Con ese fin, se vuelven hábiles para probar y violar los límites de los demás, generalmente comenzando con límites pequeños y avanzando a medida que se vuelven más exitosos.

En una relación que funcione bien, ambas partes podrán establecer y comunicar sus límites entre sí mientras confían en que se respetarán. Cuando se trata de abuso psicológico, lo contrario es cierto. La expectativa se vuelve sin límites: no debe haber una línea que no pueda ser cruzada, excepto por el abusador. Si intenta intervenir en el proceso restableciendo los límites de las víctimas, a menudo el abusador lo trata como desleal o irrespetuoso.

Los manipuladores se aseguran de que este sea un proceso lento. Al probar sutilmente lo que funciona y lo que no, aprenderán a cruzar los límites de los demás sin ser detenidos. Una vez que se vuelvan competentes, sus violaciones de límites también cambiarán: se transformarán en comportamientos abiertos que, si se sacan de contexto, sorprenderían a sus víctimas. Sin embargo, debido a la lentitud del trabajo y la fase preparatoria, muchas víctimas nunca ven venir las violaciones.

4. Luz de gas

Los manipuladores psicológicos son maestros en hacer que otros cuestionen su propia realidad. Esto ocurre a menudo en la forma de contar mentiras flagrantes que bordean lo increíble o contrarrestar el recuerdo de los hechos de la víctima, pero cuando se combina con la negativa del abusador a aceptar la responsabilidad de sus acciones, esta técnica puede ser mortal.

Gaslighting puede ser difícil de identificar porque es un proceso gradual que socava la cordura de sus víctimas. Muchas personas que usan esta táctica trabajan muy duro para convencer a sus víctimas de que son demasiado sensibles o que están haciendo un gran problema de la nada. Debido a que este tipo de manipulaciones tienden a convertirse en una bola de nieve cuando los abusadores ven su éxito, pueden conducir a un ciclo dañino.

Una dinámica importante con el gaslighting es que muchas víctimas alinearán sus percepciones para que encajen con las de sus abusadores para evitar conflictos o la pérdida de la relación. Este mecanismo de defensa protector, basado en el poder y el control, refuerza el ciclo y conduce al final a una destrucción exponencial.

El primer paso para las víctimas

La manipulación psicológica es dañina en muchos niveles, en particular la duda y la dependencia que puede crear en sus víctimas. Estos efectos pueden durar años después de que la relación haya terminado, y muchos expertos ven estas experiencias como una forma de trauma crónico.

Reconocer tácticas comunes de manipulación psicológica puede proporcionar una señal de advertencia para intervenir, lo que podría evitar el dolor a largo plazo. En situaciones en las que las víctimas no pueden detener toda comunicación con los manipuladores, también puede ser un paso vital para preservar su bienestar mental.

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