Fuente: Arpad Czapp / Unsplash
Para la mayoría de nosotros, las redes sociales son una parte integral de nuestra vida digital. Para los adolescentes, hay mucho en juego.
La relación que tienen los adolescentes con las plataformas de redes sociales como Instagram, Facebook y Snapchat está contribuyendo a una crisis de salud mental sin precedentes. El psicólogo de la Universidad de Nueva York, Jonathan Haidt, destacó algunas estadísticas alarmantes sobre la salud mental de los adolescentes y el uso de las redes sociales en un testimonio reciente ante el Comité Judicial del Senado de los Estados Unidos. El lo notó:
- La salud mental de los adolescentes se ha deteriorado rápidamente desde 2010, coincidiendo con la llegada de las redes sociales.
- La crisis es específica de los trastornos del estado de ánimo como la ansiedad y la depresión.
- La crisis ha afectado a los adolescentes de todo el mundo, no solo en los Estados Unidos.
- Los adolescentes que usan sus teléfonos de cuatro a cinco horas al día tienen muchas más probabilidades de deprimirse que los adolescentes que usan sus teléfonos una hora o menos al día.
Hay varias explicaciones sociales, psicológicas y neurológicas subyacentes de por qué los adolescentes son más susceptibles a los efectos nocivos de las redes sociales. Tres estudios recientes pueden ayudarnos a entender lo que las redes sociales le hacen a la mente de un adolescente.
1. Las redes sociales provocan una reducción de la confianza en la apariencia física.
Un estudio reciente publicado en Psychology Research and Behavior Management rastreó el impacto de las selfies en la confianza corporal y el bienestar de los adolescentes.
La investigación encontró que tomarse selfies, publicarlas y verlas tienen un efecto negativo en el estado de ánimo y la confianza corporal de los adolescentes. Esto se debe a que la selfie se usa principalmente como una forma de obtener el reconocimiento y la validación de los compañeros. Cuanta más importancia le dan las personas, mayores son sus posibilidades de sentirse inadecuados.
Los científicos también señalan que ver selfies puede ser tan malo como publicarlos. Esto se debe a que lo que el adolescente está mirando es casi siempre una imagen de un rostro escenificada y estratégicamente editada; sin embargo, los adolescentes la registran como si fuera real.
El estudio llegó incluso a rastrear las prácticas de aplicación de filtros de los adolescentes de Singapur como un medio para manejar la inseguridad y la autoestima. Los adolescentes, especialmente las niñas, con frecuencia se recortaban, filtraban y hacían alteraciones directas en sus rostros para mejorar su apariencia.
2. Las redes sociales provocan un aumento de la autoobjetivación.
Las mujeres en las culturas occidentales aprenden a una edad temprana que los demás evalúan sus cuerpos y gradualmente interiorizan esta perspectiva del observador. Aprender a evaluarse a uno mismo desde un punto de vista de tercera persona centrado en la apariencia es un proceso conocido como autoobjetivación.
Este proceso alienta a las personas, especialmente a las mujeres, a idealizar ciertos tipos de tipos de cuerpo y tratar de lograrlos.
Un estudio reciente publicado en el Journal of Media Psychology encontró que las niñas ejercen vigilancia corporal en las redes sociales al idealizar el «ideal de cuerpo delgado». El estudio también señaló que las chicas valoraban la apariencia por encima de la competencia.
Un punto importante destacado por los investigadores fue que las redes sociales pueden contribuir al problema de la imagen corporal más que los medios tradicionales porque ver y compartir imágenes sexualizadas se convierte en una experiencia compartida socialmente en dichas plataformas. Por ejemplo, los usuarios suelen hablar sobre los cuerpos de las personas que ven en Instagram, lo que podría intensificar los vínculos entre las imágenes sexualizadas y la autoobjetivación.
3. Las redes sociales infunden una atmósfera de vigilancia.
Los usuarios de las redes sociales están involucrados en un proceso recíproco conocido como «vigilancia social» mediante el cual no solo administran cuidadosamente sus propias publicaciones, sino que también verifican el contenido que otros publican en sus perfiles y actualizaciones.
Este instinto de vigilancia suele ser más fuerte entre los adolescentes debido a su necesidad de recibir comentarios de sus compañeros, así como a su tendencia a participar en comparaciones sociales.
Según un estudio reciente publicado en The Journal of Psychology, la dinámica de la vigilancia social puede afectar negativamente a los usuarios adolescentes de las redes sociales porque los alienta a perseguir lo que se considera normal, deseable y popular en la comunidad en línea en lugar de representar su verdadera identidad. ellos mismos
¿Cómo pueden los adolescentes usar las redes sociales de manera responsable?
Se necesita más investigación para responder a esta pregunta, pero Ross Szabo, exdirector de divulgación de la Campaña Nacional de Concientización sobre la Salud Mental, ofrece dos sugerencias:
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